lunes, 15 de diciembre de 2008

Flaca pero narigona

Con la descripción de Estados Unidos, el genial profesor británico John Hardsword había iniciado una nueva era en el análisis geopolítico, a través nada menos que de la humanización de la estructura geográfica de un país. Pese a la falta de reconocimiento, Hardsword se sintió orgulloso de su trabajo e incluso continuó desarrollando nuevos análisis a su estudio.
Alguna vez se ocupó de la Argentina, y afirmó lo siguiente:
“La Argentina es un país bastante grande, que lo tiene todo. Su problema es que se comporta como las mujeres lindas o los futbolistas talentosos: saben que lo tiene todo y por lo tanto se preocupan poco por mejorar su calidad de vida.
La Argentina tiene una figura delgada, pues se preocupa mucho por su imagen. Tanto que suele imitar a otros países, especialmente en el peinado. Posee un jopo (Misiones) similar al de Estados Unidos, quizá para imitar a uno de sus ídolos. Sin embargo, no copia la gordura del país del norte. En ese aspecto mantiene su fina línea como ningún otro en el mundo.
Si fuese hombre seguramente sería el más lindo, pero el más frívolo con una tendencia irremediable hacia la mentira. Al menos así lo demuestra su gran nariz (Buenos Aires), en una especie de destino pinochesco irremediable.
Su falta de estabilidad es otro problema grave. Pese a su delgadez, la Argentina posee un físico imponente, pero su piecito es demasiado pequeño, por lo que no es difícil adivinar que pierde fácilmente la estabilidad”.

Más adelante, continuaremos con los brillantes trabajos de John Hardsword, un intelectual que se animó a romper las barreras de la lógica para ofrecer una explicación del mundo más o menos coherente.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Confidente

Starbucks Café diagramó una ingeniosa antesala para burlar la ley que impide fumar en espacios cerrados. La antesala, visiblemente más ancha que larga, está rodeada por ventanales sobre los cuales reposa un inmenso toldo verde, cuyo fin consiste en proteger a los fumadores de las inclemencias del tiempo.
En la primera mesa, junto a la puerta de ingreso, dos mujeres comparten una charla a pura agua mineral y jugo de naranja.
La joven de cabello negro levemente rizado y campera de jean, habla y gesticula mientras su amiga la escucha atentamente. No me hace falta conocerlas para adivinar que son amigas cercanas. Seguramente, la morocha citó a su compañera para desahogarse sobre algún tema que anula su alma. Evidentemente algo le ha sucedido y necesita contarlo a su confidente, quién sino su mejor amiga.
La otra joven, de ojos pequeños y comprensivos, escucha atentamente y, cada tanto, expresa alguna consideración a modo de consejo.
Siempre odié los consejos, pero en estos casos son inevitables. La tragedia del amigo-oyente consiste en que su confesor haga caso a sus consejos y que el problema no sea resuelto.

martes, 4 de noviembre de 2008

¡Qué te pasó Bernardo!

El canciller francés Bernard Kouchner publicó una biografía en la que admite haber querido golpear, literalmente, al líder cubano Fidel Castro. Kouchner confesó que tuvo "ganas de romper la cara" de Castro hace 44 años, porque el cubano quería a la mujer con la que él terminó casándose. La revelación surgió de una biografía sobre el diplomático y fundador de Médicos sin Fronteras realizada por Michel Antoine Burnier.
Burnier cuenta que en 1964 el actual canciller vio mal la relación entre su futura esposa, Evelyne Pisier, y Fidel en un viaje a Cuba en julio de 1964. "Una noche, una decena de franceses fueron a divertirse a una discoteca", escribe el autor de su biografía. "Bernard y Evelyne bailaban una canción lenta. Ella guardó sus sentimientos del primer día, él estaba emocionado. Bruscamente, las luces se apagaron. Castro entró con su escolta. Estaba furioso al ver a Evelyne en los brazos de Bernard. (...) Al final, Castro partió con Evelyne, como una forma de marcar su poder".
Antes semejante avasallamiento, cualquier habría querido bajarle los dientes al entonces presidente de Cuba. Sin embargo, el dato más llamativo no guarda relación con la anécdota en sí misma, sino con las palabras del propio Kourchner sobre el tema. “Para mi generación, en 1964, Cuba era un modelo socialista aceptable. Yo tenía 25 años y Fidel Castro era un héroe absoluto", cuenta el jefe de la diplomacia francesa, añadiendo que "eso no era razón para que yo no tuviera ganas de romper la cara a un rival".
Lo llamativo de esta furiosa proclama se refiere puntualmente a la presunta admiración de Kourchner sobre el sistema cubano. Es decir, hace 44 años, el actual canciller del ultraderechista Nicolas Sarkozy, el tipo que amenazó a Irán con ir a la guerra, el mismo que avala las políticas agresivas contra los inmigrantes, admiraba a un gobierno de izquierda. Pero eso no es todo, casi 20 años después fundó Médicos sin Fronteras con una inocente premisa: llevar la salud occidental a los lugares más desprotegidos. Cuestión de dialéctica o de principios, hoy pretende llevar las armas occidentales a enemigos ficticios.
El mundo cambia. Y la gente, también.

jueves, 16 de octubre de 2008

Sacrificio

Paco se paró sobre la punta de la mesa y observó lentamente a cada uno de los comensales. Prácticamente todos sus seres queridos estaban sentados delante suyo en esa habitación larga y rectangular, adornada sólo con algunas fotos de Pablito, su hijo, en las blancas paredes.

Los observó con melancolía; sabía que le quedaban apenas unos minutos por delante y debía explicarles el motivo de esa reunión. Los había invitado con insistencia pero ocultando las verdaderas razones. Y como si todos supiesen algún secreto, no había un clima festivo en ese comedor. Parecía una especie de funeral, en el cual los reencuentros y las anécdotas coinciden cruelmente con el dolor que los trajo.

Él sólo se quedó mirando hasta que sus invitados finalmente le prestaron atención. Con paciencia, esperó a que se generara un absoluto silencio y recién después habló:

-Amigos, como todos saben, mi hijo se está debatiendo entre la vida y la muerte- señaló con un dolor que le atravesaba la garganta. Mas necesitaba firmeza porque era el momento más importante de su vida.

-Los médicos dijeron que necesita urgente un transplante–prosiguió-, pero no hallamos donantes. Sólo Dios y mi esposa saben lo que estoy sufriendo por su vida. Es apenas un adolescente y confío en que tiene un futuro brillante por delante. Brillante en el sentido de que puede transformarse en un hombre de bien. Sé que va a transformarse en un hombre de bien.

Paco debió dejar de hablar abruptamente porque las lágrimas le surcaban los ojos como el río destroza la piedra. Bebió un sorbo de agua y prosiguió:

-Ese es el motivo por el cual los he invitado a todos. He llegado a la encrucijada de mi vida y debo tomar una decisión urgente. Siempre dije que daría la vida por mi hijo, y ha llegado el momento, pues mis palabras jamás fueron metafóricas, sino más bien literales. Les digo a ustedes, los que me quieren, que estoy dispuesto a dar la vida por mi hijo. Y así lo haré. La ambulancia debe estar por llegar, pues la llamé hace algunos minutos. No se preocupen por nada. Los amo a todos y les agradezco por acompañarme durante todos estos años. Hicieron que mi vida fuese maravillosa. Les agradezco, sinceramente, desde lo más profundo de mi corazón.

La gente estaba muda. No terminaba de entender las palabras de Paco. De hecho, ninguno atinó a reaccionar cuando el hombre sacó un arma de su cintura y apuntó directamente a su boca.

El ruido enmudeció a todos. Nadie lloró, no hubo gritos ni desesperación. Se quedaban sentados viendo cómo el pesado cuerpo de Paco se desplomaba al suelo y la bala se llevaba parte de su humanidad hacia la pared.

A los pocos segundos, como si se tratase de una obra ensayada, llegó la ambulancia con el médico que atendía a Pablito. El doctor Fernández entró rápidamente a la casa acompañado de dos enfermeros y una camilla. Entre los tres, levantaron el cuerpo de Paco y, sin explicaciones, se lo llevaron al hospital inmediatamente. El doctor Fernández lloraba, pero no podía hablar. Sólo atinó a hacer su trabajo.

A la mañana siguiente Pablito recibió el transplante que tanto necesitaba y vivió hasta llegar a viejo.

Una vida por otra; ese es el equilibrio que mantiene en paz al universo.

 

jueves, 25 de septiembre de 2008

La ingrata que se fue

La mesa se hace eterna ante mis ojos. El café posa tranquilo en la inmensidad blanca y su vapor envuelve mis sentidos con placer. Un placer minúsculo en el doloroso vacío que me invade. El cigarrillo se consume ante pitadas inconstantes pero profusas. La gente habla, grita y gesticula en silencio a mí alrededor. Mis pensamientos son como espinas que lastiman cada nervio de mi cuerpo. No puedo borrar de mi mente su espalda y su andar lejano. No logro evitar esta especie de suicidio del alma en medio de la multitud. El mundo sigue, la gente continúa con sus vidas como si nada hubiese pasado. Como si mi dolor se perdiera entre los gritos mudos de la gran ciudad. Un hombre acompaña a sus hijos; una mujer camina apurada; un anciano se sienta a descansar en la plaza y las palomas comen del pan que les tira una viejita con ojos dulces.
Y yo, ni siquiera puedo llorar.
Y ella, la turra, la causante del dolor que destrozará al mundo, se fue con el sodero. ¡Con el sodero!

lunes, 22 de septiembre de 2008

Ahorran en la carcel

El ascetismo secular domina actualmente a la mayoría de los pobladores del mundo occidental. Así como antaño la obediencia absoluta se producía a un Dios determinado, hoy el ser humano se subyuga al materialismo y a la competencia que demandan el mundo actual para tener una vida más o menos como la gente. Como si se tratase de una larga carrera para tener más y mejor, la nueva fórmula de la vida feliz.
Sin embargo, hay tipos que del ascetismo secular hacen un culto ya medio exagerado y hasta se los podría catalogar de estúpidos, más que de ascetas. Magdalena Czerwinska fue sentenciada a 15 días de prisión en Alemania por un hurto menor. Se había afanado un shot de un kiosco, o algo así. La condena era evitable siempre y cuando se pagase una fianza, pero María en ese momento no llevaba dinero encima. Entonces, llamó a Max Schuster, su novio, para que le diera una mano.
Pero Schuster, el hombre de sus sueños, el amor de su vida, la persona elegida para compartir el resto de sus días, dijo que no, que prefería guardarse el dinero. Un vocero de la policía comentó al respecto: " La gente está muy preocupada por el clima financiero y hace lo que sea para no tocar sus ahorros".
Evidentemente para el bueno de Max la expresión “lo que sea” es literal. Por las dudas, si alguien lo conoce, no le presten plata y, por favor, si él los invita a cenar elijan ustedes el restaurante, andá a saber a dónde te lleva para ahorra guita.

jueves, 28 de agosto de 2008

Prisionero del Cáucaso

La realidad ofrece paradojas inconcebibles. Siempre lo hizo, sólo que ahora, tecnología mediante, la fortaleza del archivo manda al frente hasta al más pintado. Todo, absolutamente todo en la vida pública está archivado de una forma u otra. Creo que, por tal motivo, el mundo en realidad está dominado por los bibliotecólogos, quienes seguramente, en secreto, se regocijan en las mieles de su triunfo.

Pero lo que aquí me trae no es una discusión filosófica sobre el poder de la biblioteca –virtual- sino más bien sus bondades. Porque gracias a ella, con sólo enviar una pequeña orden uno puede desentrañar las conspiraciones más siniestras o las estupideces más creíbles.

En 2003, cuando la exitosa invasión a Irak ya era un hecho consumado, los cráneos de Washington se desvelaban por hallar un argumento válido –pero no sincero- que les permitiese justificar el saqueo del petróleo. Y lo hallaron en la democracia. Saddam era un dictador joputa y Estados Unidos, con sus barras y sus estrellas, llevaba la democracia en pinta a esos árabes brutos. Brutísimos. George W. Bush, el presidente, había cambiado el discurso sobre los peligros de las armas de destrucción masiva iraquíes por la exportación de un modelo democrático, justo y hasta meritocrático, en palabras de Thomas Friedman. Cinco años y un millón de civiles muertos después, la oratoria democrática aún halla sustento en el ala facha norteamericana. Un ala bastante grande por cierto.

Hace unos 15 días, el gobierno prooccidental de Georgia, convencido de que el apoyo de Estados Unidos era absoluto, atacó a sus dos regiones separatistas prorrusas: Osetia del Sur y Abjasia. ¡Pobres ingenuos! La reacción de los rusos, que son más malos que el colesterol malo, fue devastadora: en cinco días de guerra destrozaron la humilde ambición imperialista de los georgianos. Y no contentos con eso, avanzaron hacia Tbilisi (¡no Tiflis!) y Gori. Casi nada.

Desde Occidente, que a los rusos les tienen un miedo bárbaro, lanzaron una ofensiva diplomática para parar la bronca, pero Moscú ya había cumplido con su cometido al azuzar los deseos independentistas de osetios y abjasios. Punto para Rusia.

Mientras tanto, el vaquero texano continuaba con su defensa de la democracia: "el mundo ha observado con gran preocupación cómo Rusia ha invadido un Estado vecino soberano y amenazado un gobierno democráticamente elegido", una acción que es "completamente inaceptable para naciones libres". En palabras del propio Jorgito, invadir Irak es una acción democrática, aunque los iraquíes jamás les pidieron semejante acción filantrópica, pero defenderse de los georgianos es un acto antidemocrático.

Una perla más en el particular diccionario de los halcones de la Casa Blanca.

viernes, 8 de agosto de 2008

Inodoro trasero

El prestigioso profesor de geografía John Hardsword desarrolló una teoría infalible para analizar los problemas geopolíticos mundiales. En base a su genialidad, Hardsword logró nada menos que la sistematización del análisis político mediante un sencillo esquema: humanizar la estructura geográfica de un país.
Su mejor trabajo fue el de Estados Unidos y su conflictiva relación con América latina. Cansado de las verdades lanzadas por los abogados del país del norte en la empobrecida región, quienes disfrazados de analistas, economistas, políticos, consultores o periodistas defienden con sangre los conceptos emanados desde la parte de arriba del mapa, Hardsword dedicó su análisis en la morfología estadounidense y en su situación geométrica con latinoamérica, de acuerdo al mapa que todos conocemos; con el norte arriba y el sur abajo.
“Si Estados Unidos fuese una persona –explicaba el profesor en su clase de barrio Yapeyú- estaría sentada con la mirada perdida en el este. Los estados de Maine y Nueva York representarían un abultado jopo y Pennsylvania sus ojos. Sería una especie de Pacman con sus piernitas, muy cortitas, en Florida. El trasero es Texas y esa puntita que puede observarse salir del estado otrora mexicano, es un flor de sorete”, afirmaba.
“Debajo suyo sufre México y, como en cadena, el resto de los países latinoamericanos. Si, decíamos, Estados Unidos es una especie de Pacman con las patitas colgando, América latina pues entonces es el inodoro, y la puntita de Texas la caca”.
Según Hardsword, si atendemos esta extraña metáfora entenderemos que Estados Unidos jamás le dio importancia a su patio trasero –tal como le dicen a latinoamérica-, sino que su mira estuvo puesta hacia el Este. Europa, Rusia, Corea, Japón, China y Medio Oriente. África está demasiado debajo de la línea imaginaria que trazaría la mirada norteamericana. Y Canadá, demasiado arriba.
“América latina, entonces, está lejos de ser un patio trasero, sino más bien representa un inodoro. Recibe los desechos estadounidenses y cuando no se comporta como desea, es decir, cuando pretende no recibir la caca, pues la destapa a pura sopapa nomás”, solía cerrar el profesor.
Perfecta metáfora la de Hardsword. Tan perfecta como triste.

martes, 15 de julio de 2008

Cambalache

La Argentina se define usualmente por paradojas incomprensibles. El movimiento radical liderado por Hipólito Irigoyen, derrocado por un golpe militar en 1930, halló continuidad en el peronismo, que a su vez fue derribado por, entre otros, ¡los radicales!, pero 25 años después. Montoneros pensó que Perón se haría de izquierda. Urquiza trabajó para Buenos Aires. Y más, muchos ejemplos más que me llevarían una vida enumerar.
Contradictorio en sí misma, en su propia génesis, el conflicto reciente entre el campo y el gobierno nacional desnudó como nunca el “ser argentino”. Si no, basta con observar los actos de hoy, fundamentalmente el organizado por las cuatro entidades agrarias, y Cargill, y Monsanto, y un nuevo etcétera. No, no estoy a favor del Gobierno, pero apoyar a estos tipos… ¡vamos!
Más allá de mi opinión, el multitudinario acto realizado en la plaza de los Españoles dejó perlitas imperdibles. Por ejemplo, la presencia de Elisa Carrió, otrora dirigente de centroizquierda, vitoreando a la Sociedad Rural. O el propio Castells, líder pretenciosamente independiente del movimiento piquetero. El mismo que se puso a vender churros en Recoleta, hoy se paró al lado de las viejas paquetas que lo degradaban aquella tarde. Ni qué hablar de Chiche Duhalde, cuyo marido inventó el monstruo Kirchner, o De la Sota, ferviente seguidor de la ola K cuando era gobernador. Es decir, cuando necesitaba la plata. La lista sigue eternamente, porque lo observado en la plaza de los Españoles fue un cambalache digno del tango de Discépolo.
Sin embargo, la imagen de arriba revela a la Argentina en todo su esplendor. Creo que pocas veces se observaron figuras tan opuestas en su propia génesis como las que se ve en la foto, juntas. Porque delante de las banderitas, entre los patriotas de Barrio Norte y Miguens, líder de la Sociedad Rural, acaso la expresión máxima del oligarquismo en el país, se hallaban numerosas banderas rojas.
¿Quiénes eran?, nos preguntábamos en el diario porque el color rojo llama la atención en una movilización a favor del capitalismo más puro. “No me digas que… ¡sí!, son los del MST!” gritó alguno incrédulo. Y sí, eran del MST. El Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), que propone en su página “una nueva izquierda” llevó a sus fieles seguidores al acto a favor del campo. Estoicas, flameantes y bien rojas, las banderas del partido socialista ondeaban orgullosas entre las viejas paquetas, De la Sota, Chiche Duhalde, Castells, De Angeli y Miguens, entre otros personajes del neoliberalismo.
Entonces, ¿esa es la nueva izquierda? No gracias.
¡Después preguntan por qué uno es escéptico!

jueves, 10 de julio de 2008

Billetera mata eje del mal

La ideología, las grandes proclamaciones, los firmes propósitos, la decisión incorrupta, tiene un precio. Especialmente cuando el que la grita a los cuatro vientos se encuentra en un sitio de poder. Por ejemplo, en el gobierno de Estados Unidos.
Hoy, con Cuba reducida, Irak destruido y Corea del Norte en silencio, la Casa Blanca se debate con dos tipos de enemigos: los estratégicos, que suponen un peligro para la subsistencia norteamericana, y los de hecho, aquellos que sirven para justificar atrocidades. Entre los primeros, China y Rusia son acaso los dos principales. Ambas potencias son las principales amenazas (con India, en menor medida) para desbarrancar al imperio. Entre los segundos, Venezuela e Irán se llevan el primer premio. Uno, el asiático, en el eje del mal. El otro, el sudamericano, indicado como el virus que amenaza con infectar a toda la región.
Sin embargo, a la hora de negociar, todos los gatos son pardos.
Se sabe que Venezuela le vende petróleo a Estados Unidos, y por eso todas las amenazas proferidas por Chávez encuentran apenas una respuesta dialéctica. Ahora, si Caracas intentara dejar de exportar crudo a la potencia del norte para enviarla, no sé, a la India, te quiero ver. La cosa cambiaría, definitivamente.
Este caso es conocido, pero lo curioso surgió de Irán, el enemigo público número uno (incluso por encima del bolivariano) y miembro excluyente del eje del mal de George W. Bush. Irán es antidemocrático. Irán pretende construir armas de destrucción masiva. Irán niega el holocausto judío. Irán es gobernado por una banda de fanáticos que pretenden la desaparición de Occidente y, en consecuencia, odian el american way of life. Irán es islámico, con todo lo que esa palabra implica en la actualidad para los norteamericanos. Sin embargo, Irán es rico. Entonces, lo odiamos, intentaremos atacarlo, invadirlo, destruirlo, pero haremos negocios. No es personal, son negocios, diría el Padrino antes de meterte una 45 por el ojete.
Más allá de las citas cinéfilas, lo cierto es que las exportaciones al maléfico país persa aumentaron considerablemente desde que Bush está en la presidencia. Estados Unidos envió a Irán 546 millones de dólares en productos desde 2001 hasta el año pasado, según afirman cifras reveladas por el propio gobierno. El año pasado exportó alrededor de 146 millones de dólares en productos, en comparación con los 8.300.000 de 2001, el primer año de Bush en el cargo. Incluso ajustando el monto con el índice de inflación, la cifra aumentó más de diez veces.
Los puristas señalarán que una cosa no tiene que ver con la otra. Es decir, el comercio con Irán seguirá existiendo, pese a que Estados Unidos promueve mundialmente la imposición de sanciones comerciales a la República Islámica. “Que nadie le venda a Irán, excepto nosotros”, reza el nuevo lema estadounidense.

sábado, 28 de junio de 2008

Imprudencia vs. distracción

A veces, los estudios destruyen mitos o afirmaciones colectivas que para la sociedad son ciertas aunque no medien estadísticas para confirmarlo. La siguiente afirmación: “las mujeres manejan mal” fue brutalmente refutada por el Centro de Experimentación de Seguridad Vial (Cesvi), seguramente manejado por minas.
Pero más allá de los juicios sexistas que pueda uno realizar, lo cierto es que tras un minucioso relevamiento de 5.000 casos, el Cesvi llegó a la conclusión de que los hombres manejan peor que las mujeres. Es decir, en el 96 por ciento de los choques violentos hay varones al volante. Realizado por peritos criminalísticos y especialistas en vialidad, el análisis concluyó que a pesar de que las mujeres demuestran menores destrezas al volante (según surge de la observación en los cursos de manejo que realiza la entidad), su conducta más respetuosa de las normas de tránsito y menos temeraria en las maniobras de alto riesgo redunda "en un notable beneficio para la seguridad vial y en una baja ostensible de su participación en accidentes graves de tránsito".
En resumen, las mujeres son más propensas a chocar su vehículo tratando de estacionar o guardándolo en el garage, pero rara vez a cienmil por hora en una ruta argentina. Esta última característica es potestad de los hombres, quienes a su vez tienden a no respetar las reglas. Del estudio se puede inferir, entonces, que los hombres chocan por imprudentes, o bestias (en el sentido peyorativo de la palabra y no para compararlos con los pobres animalitos), y las mujeres por distraídas, o boludas.
Esta última afirmación no es menor, pues nos ayuda a deslumbrar una verdad oculta en la historia de la humanidad: la bestialidad es más peligrosa que la boludez.

miércoles, 18 de junio de 2008

Si todos hablan del campo...


Cada uno tiene su fórmula para referirse a los conflictos sociales, políticos o económicos. La mía, consiste básicamente en analizar el discurso de las partes involucradas y luego confrontarlas con la realidad. Es un mecanismo bastante sencillo, que tiende a simplificar el análisis de modo de hacerlo más comprensible para mis humildes neuronas.
Así, llegué a una conclusión reveladora: en la Argentina, el campo y el Gobierno mienten. Sí, aunque parezca increíble, ambas partes no dicen la verdad y, lo que es peor aún, pretenden transformar una puja de intereses del más alto nivel en una cuestión nacional, que nos incluye a todos. En ese macabro intento, plantean la cosa como una dicotomía: estás conmigo, o con ellos. No hay alternativa.
Pero a través de un humilde estudio discursivo es fácil darse cuenta de que estamos ante dos grupos históricamente antagónicos e históricamente poderosos, que poco tienen que ver con nosotros. Veamos.
Desde el primer día del conflicto, el Gobierno utilizó repetidamente la palabra redistribución. En efecto, las retenciones aumentaban para evitar la concentración de riqueza. El Gobierno funcionaría como una especie de Robin Hood moderno que les quita a los ricos para darle a los pobres. Lástima que la realidad indica lo contrario: la acumulación de riqueza es peor hoy, en la Argentina del renacimiento, que en 1998, en el país del retroceso. El fenómeno se disimuló por el efecto “ola”, según el cual si un país o región crece, todos sus estamentos sociales crecerán por decantación, aunque no en la misma proporción, claro está.
En cuanto al campo –palabra odiosa porque no define bien a los grupos que lideran la protesta. Poco tienen que ver Grobocopatel con el Mocase, pero elegí utilizarla porque así se reconoce al grupo sojero-, la falsedad discursiva consiste en una palabra clave: federalismo. Es la acepción más utilizada, seguida de “refundación nacional”. En resumen, nos quieren hacer creer que toda la movilización responde al deseo de hacer un país más justo, con un mayor protagonismo de las provincias. Como si se tratase de la vieja pelea de unitarios contra federales.
Es cierto que aún en nuestros días las diferencias entre el gobierno central y las provincias son aberrantes. Basta sólo con analizar los controles de precios y los subsidios para el transporte. En pocas ocasiones salen de la General Paz. Sin embargo, también es preciso recordar que los grandes grupos sojeros no son precisamente los llamados a tomar la bandera del federalismo. En los hechos, todas las reuniones entre la mesa de enlace (que representa a las cuatro entidades agrarias) y el Gobierno fracasaron porque los funcionarios rechazaron tratar el tema de las retenciones. Es decir, aceptaban negociar toda la problemática del campo, salvo la reducción del impuesto aduanero que desató la tormenta.
En base a esta circunstancia es sencillo detectar la falsedad del autodenominado campo: ni los pequeños productores, ni la situación de los tamberos, ni el dinero para las provincias, mucho menos discusiones como el peligro del monocultivo, el daño ecológico por la deforestación o el abuso contra los campesinos. No. El quid de la cuestión para el campo pasa por las retenciones. En otras palabras, por el dinero de las retenciones, una porción superior a los 2.000 millones de dólares (monto que representa sólo el aumento del nueve por ciento en el impuesto) que, pretenden, regresen a sus bolsillos.
Por lo tanto, desde nuestro lugar, ni Plaza de Mayo con Cristina ni cacerolas paquetas. Nosotros estamos al medio y nuestra exigencia debería relacionarse más a un plan serio de desarrollo que aproveche una coyuntura única en la historia (más favorable aún que la de la posguerra, en la época peronista) mediante el excedente que proporciona el precio internacional de los alimentos.

jueves, 29 de mayo de 2008

Fútbol y sexo no van de la mano en Europa

El fútbol mueve multitudes, lo sabemos. Es, como diría algún personaje en cualquier estadio, una “pasión inexplicable”. Uno puede cambiar de automóvil, de esposa, hasta de partido político, pero nunca de equipo. El club de los amores siempre se lleva guardado en el fondo del corazón. Están “la vieja”, los hijos y el fútbol, y no necesariamente en ese orden.
Aquél que no vive el deporte de esa manera, jamás podrá entenderlo. ¿Cómo explicar los sentimientos más profundos del alma humana? Imposible.
Sin embargo, todo tiene un límite. Una encuesta realizada a 2.000 europeos reveló que más de la mitad de ellos prefiere ver un partido de fútbol importante a tener sexo. La estadística varía de acuerdo al país. A saber: en España, ese índice asciende al 72 por ciento; en Noruega, al 62 por ciento; Alemania el 62 por ciento y Gran Bretaña el 61 por ciento.
Yo vivo el fútbol. Gozo con el fútbol. Hasta he llorado alguna vez con una derrota, de esas que Belgrano, mi equipo, tiene a montones. Fui a la cancha más veces de la que puedo acordarme. Corrí de la policía. Me he peleado alguna que otra vez. Comí los choripanes a la salida de la cancha. Me han pungueado. En resumen, viví prácticamente todas las situaciones que pueden vivirse en una cancha de fútbol. Pero de ahí a preferir eso antes que el sexo. Bueno, creo que tenemos un problema grave, europeos míos.
Si el fútbol es una razón inexplicable, un sentimiento único, admitamos que levantarnos una mina (o un tipo, dependiendo del género y las preferencias) es el motor mismo de la vida. Porque desde ese punto de partida, levantarnos una mina (o un tipo, dependiendo del género y las preferencias), nace el fundamento mismo de nuestra sociedad: el amor, la familia, el derecho sucesorio, las creencias, etcétera, etcétera, etcétera.
En fin, Europa podrá tener un desarrollo superior, pero con razón no tienen hijos… ¡si no tienen sexo!
¿Cómo van a preferir un partido de fútbol a tener sexo? ¡Pedazo de animales! ¿Qué les pasa? Lo más gracioso es que después se quejan de los inmigrantes. Pretenden cerrar sus fronteras para mantener a raya a los extranjeros. Si no hubiese inmigrantes, me pregunto, ¿quién carajo se encarga de la procreación si estos estúpidos se la pasan mirando fútbol?

viernes, 23 de mayo de 2008

Un velo ennegrecido

La tormenta eléctrica rompe mi paz relativa entre la corriente y el agua. No es de noche, ni de día. La vida es como un letargo eterno en el cual los meses se hacen minutos y los minutos años y los años segundos. Da igual. Mis ojos posan en la inmundicia de un velo ennegrecido por la podredumbre humana. Más allá reposa el dolor de la multitud silenciada y aún más allá el mundo se esconde en su ignorancia fabricada. No ven porque no quieren ver. No ven. Ellos son los que tienen el velo inmundo sobre su cara.
Con los sentidos que me quedan adivino las almas como la mía. Almas que lloran porque saben que llega el final de sus días. Pero lloran porque este purgatorio no sólo les quita la vida; les lacera el espíritu. Ni el más fiel de los creyentes puede creer en el cielo después de vivir en el infierno. Las voces suplican, gritan, claman, susurran, suspiran, ruegan, vuelven a suplicar y a clamar y todo se resume en un macabro círculo de dolor y decepción.
No sé qué más decir. No sé a quién traicionar para que mi lamento se apague; para que mi dolor desaparezca. Sólo quiero volar por el espacio en soledad; inmune a la felicidad pero también a la pena. Al padecimiento de perder la vida bajo un velo. Un velo ennegrecido por la podredumbre humana mientras algún hijo de puta se congracia con su propia conciencia diciendo “por algo será”.

Un capo

En el mundo existen dos tipos de periodistas: los serios, que manejan información importante y saben cómo clasificarla, y los pseudoperiodistas, a los que podrán descubrir leyendo este blog.
Pero no escribo estas líneas para referirme a mi persona, sino a un profesional del primer grupo, acaso el mejor columnista que tuvo La Voz del Interior en los últimos años. Tan bueno era que el diario, con su lógica empresarial inexplicable, lo cesanteó. En fin, no vamos a hablar de política de medios tampoco, no vaya a ser que alguna vez me contraten.
Resumiendo, Enrique Lacolla, especialista en política internacional, nacional y cine, entre otras cosas, tiene su lugar en la red: Perspectivas (http://www.enriquelacolla.com/).
Si alguien confía aunque sea un poquito en mí, háganme caso y lean un poco, a ver si aprenden.

martes, 13 de mayo de 2008

Por las noches

Un niño hurga el oscuro basural de una calle cualquiera.
Una mujer vende su cuerpo al mejor postor.
Un hombre desarma un stand de lentes de sol sobre una plancha de telgopor.
Una viejita insulta a los transeúntes mientras intenta vender pequeños tejidos.
Una mujer ciega grita a los cuatro vientos que prefiere billetes a monedas.
Un policía, de uniforme, se detiene a comprar un DVD trucho de Los Simpsons.
Un punga se arriesga a cuatro años de cárcel por una cartera desvencijada con dos pesos dentro.
Una anciana sufre porque le robaron la cartera desvencijada.
Un alma en pena roza el rostro de los habitantes de la noche. Algunos creen que es una brisa.
Un anciano acomoda su cama frente al local de Magitur.
Una radio suena con fuerza desde el interior de una galería perdida.
Una pareja se besa con pasión en los canteros de una peatonal.
Algunos salen de sus trabajos en una jornada más larga de lo habitual. Los reconocés porque gritan en silencio ¡quiero irme a casa!
Una camioneta espera a que sus dueños, cartoneros, terminen con su faena.
Un perro flaco acompaña al conductor de un carrito destartalado.
Un profesional de la limosna reposa en las escaleras de una iglesia.
Y yo, camino entre todos ellos. Como uno de ellos. Como un animal nocturno.

¡Humillante será tu hermana!

Esta vez le toca al deporte. Es que la derrota de River en la Copa Libertadores ante San Lorenzo demostró una vez más lo patético que puede resultar un periodista defendiendo un negocio.
En realidad, deberíamos hablar de pseudoperiodistas, como algunos de TyC Sports u Olé, quienes trataron la derrota como si fuese la pérdida de un ser querido o, peor, una batalla por el honor. Términos como humillación, vergüenza, cobardía, deshonra o desgracia fueron escuchados o leídos asiduamente en las columnas de estos patéticos personajes que pierden de vista su función en la sociedad: comunicadores sociales.
Porque no importa de qué hable, el periodista siempre tiene que estar conciente de que es un comunicador social, con todas las responsabilidades que ello implica. Y elevar a cuestión de estado un duelo deportivo implica muchas cosas que pueden resultar gravísimas.
Pierden de vista que ellos mismos, con este tipo de actitudes, cooperan en el alarmante estado de locura que recorre las canchas de fútbol. Porque reducir la violencia en los estadios al estado de la sociedad en general es acertado pero incompleto. Una multiplicidad de factores, entre los cuales se encuentra por supuesto el descalabro social, cooperan y confluyen para generar violencia.
Y estos tipos, algunos incluso concientemente, ponen su granito de arena en esta locura generalizada. Acaso porque ese es su negocio, acaso porque son demasiado estúpidos, acaso porque necesitan darle al deporte un lugar que no tiene para mantener la atención del público. En fin, por muchas cuestiones que no desvían sin embargo el tema que aquí nos trae: etiquetarlos con adjetivos bastante desagradables, que tranquilamente transitan todo el recorrido existente entre pelotudos e hijos de puta.
¡He dicho!

domingo, 4 de mayo de 2008

jeropas hay en todos lados

Un funcionario japonés fue degradado por dedicarse a ver sitios pornográficos más de 780.000 veces durante sus horas de trabajo, a lo largo de un período de nueve meses. El hombre, cuyo nombre no vamos a mencionar en este caso (no nos vamos a andar pisando la manguera entre bomberos), es nada menos que un empleado público. Trabaja para el gobierno de Kinokawa, en el oeste de Japón.
Tiene el extraño record de haber visitado 780.000 sitios porno en Internet entre junio del año pasado y febrero de 2008. Mediante un rápido cálculo, el respetable empleado público visitó aproximadamente 3.939 páginas con contenido pornográfico por cada día hábil en ese tiempo, sin contar feriados, está claro, y teniendo en cuenta que nos referimos a jornadas laborales, porque el tipo no vivía en su trabajo.
O el japonés laburaba realmente muchas horas al día, o se la pasaba mirando páginas porno. Una de dos. Porque, prestando atención, imagino que visitar 3.939 sitios te debe consumir casi todo el día.
De todos modos, menos mal que no pasó en la Argentina. Sino, genios como López Murphy o Eduardo Feinman (el estúpido) o Andrés Oppenheimer, o cualquiera de esos personajes patéticos estaría clamando a gritos la privatización de los gobiernos, porque los empleados públicos no hacen otra cosa que rascarse las bolas.
¡Señores neoliberales –grito con euforia desde este humilde sitio-, nuestros empleados públicos serán inoperantes, pero si andan cachondos al menos tienen la decencia de borrar las huellas que pueden dejar su necesidades cibernéticas!!!!

jueves, 10 de abril de 2008

Como decía Tato

A estas alturas, creerle al gobierno estadounidense es casi una utopía, o una ingenuidad. Poco a poco, aquellos que apoyaban sus políticas en el mundo han ido callando ante la irrefutable evidencia que comprueba las mentiras de la principal potencia mundial. Sin embargo, esos lúcidos observadores que alertaban hace ya mucho tiempo sobre los pecadillos de la Casa Blanca podrán, ahora sí, suspirar y decirse a sí mismos: “¿Vieron?, tenía razón”.
Aunque parezca increíble, el Estado que enarbola la bandera de la libertad. El Estado que no duda en aniquilar a cuanto zopenco se oponga a la democracia tiene aún en su lista oficial de terroristas a Nelson Mandela y su Congreso Nacional Africano (CNA).
La noticia causa estupor porque pocos pueden creer que a estas alturas Washington siga considerando al nonagenario Mandela como un tipo capaz de poner bombas y asesinar gente.
Pero lo más aberrante se remonta al pasado y nos obliga a realizarnos varias preguntas: ¿el país que enarbola la bandera de la libertad y defiende la democracia a punta de pistola consideró alguna vez a Mandela como un terrorista?; ¿acaso uno de los emblemas de la lucha contra el racismo en el siglo XX fue un peligro potencial para la seguridad mundial?; o peor: ¿acaso la Casa Blanca aceptó un pedido del gobierno del Apartheid sudafricano para incluir a Mandela y el CNA en su lista de terroristas?. Y si fue así, entonces ¿el país que enarbola la bandera de la libertad y defiende la democracia a punta de pistola escuchó el pedido de un gobierno racista, opresor y que violaba sistemáticamente los derechos humanos en contra de un movimiento que peleaba por la libertad y la igualdad?
Como decía Tato Bores: “Parece un chiste si no fuera una joda grande como una casa”.

De madera

¿Cuántas veces maldije al infinito?

¿Cuántas veces hallé culpas que no existían?

¿Cuántas veces me equivoqué?

¿Cuántas veces fue el clima?

¿Cuántas la humedad?

¿Cuántos de ellos arruiné?

¿Cuántas veces quemé mi pecho con esa brasa cargada de odio?

¿Cuántas veces me dijeron que los fósforos se encienden raspando hacia fuera?

lunes, 31 de marzo de 2008

Delincuentes de exportación

Las autoridades belgas tienen un serio problema: sobrepoblación carcelaria. Por ello, han proyectado solicitar a los países vecinos plazas en sus propios penales para solucionar el inconveniente. Según la información, Holanda sería el lugar indicado para los delincuentes belgas, pues posee 3.300 celdas sin ocupar.
Pensándolo bien, no estaría mal que en la Argentina se imponga la misma modalidad. Es decir, extraditar mientras dure la condena a nuestros reclusos a cárceles europeas. Así, matamos dos pájaros de un tiro: cumplen con su condena y, de paso, conocen Europa. Ese continente que tanto anhelamos los argentinos.
Es más, hasta podría generarse un buen negocio en ese sentido. Ya me imagino a algún empresario sagaz que ofrezca a sus clientes diferentes delitos para viajar al Viejo Continente. ¿Quiere pasar un tiempo prolongado en Europa, con hospedaje y comida gratis? ¡Viaje a Europa sin costos! ¡Cometa un delito y conozca en profundidad la cultura europea! Podrían ser los jingles publicitarios. Me imagino un gran negocio. Miles y miles de personas prestas a quebrantar la ley para viajar a Europa.
Entonces, te juntás con tus amigos, a quienes no ves hace cuatro años porque elegiste el pack “robo a mano armada” y le contás todas tus experiencias. Que estuviste en la misma celda del Marqués de Sade, por ejemplo. O te ponés a comparar las culturas. “Allá los delincuentes son más serios. Más profesionales. Es al pedo, Europa nos lleva la delantera en ese sentido”, comentará algún entendido en una mesa de cualquier bar argentino.

viernes, 28 de marzo de 2008

La foto o la trompada

La escena transcurrió en una pequeña habitación de barrio General Paz, donde un niño de dos años halló un minuto de soledad para investigar el mundo desconocido de los adultos.
Botones con una cuerda que se alzaba hacia una pelota que echaba luz; agujeritos simétricos pegados a la pared; una pequeña manija que abría un cajón lleno de sorpresas; zapatos en los cuales entraban cuatro o cinco de sus pequeños pies descalzos; en fin, toda una gama de cosas curiosas para observar, pero lamentablemente el tiempo apremiaba y había que escoger alguna.
El ropero había sido el elegido. Claro, era el más grande y el que más cosas ocultaba. Además, sus puertas entreabiertas permitían una rápida inspección en sus catacumbas.
Sin dudarlo, el niño de dos años se insertó en lo desconocido y halló algo que le llamó particularmente la atención: un pequeño cilindro con una tapita corrediza que tenía agujeritos en su extremo. De ellos salía un sedoso polvo blanco con un delicado aroma. Y lo más curioso era que mientras más lo apretaba y más lo agitaba, el envase lanzaba más de ese curioso material.
No conforme con la observación, acaso porque de chico guardaba un espíritu cientificista, aunque al final sabemos que no fue así, sacudió con todas sus fuerzas el cilindro hasta inundar la habitación con el polvito, como si se tratase de una lluvia esponjosa.
La madre, quien lo había dejado solo vaya a saber por qué, sintió una extraña mezcla de sensaciones cuando observó la escena. Entre pánico, enojo y un ataque de risa incontenible por ver a su retoño completamente cubierto de talco, al igual que la habitación. La duda, para ella, consistía en decidir si ese momento ameritaba una fotografía o un reto monumental.
Afortunadamente para Rodolfo, la máquina fotográfica ganó la pulseada y aún se lo puede ver rubio, flaco y lleno de talco.

lunes, 24 de marzo de 2008

Frases hijaputescas (volumen I)

Con mi compañero/amigo Nicolás decidimos encarar un trabajo tan arduo y complicado que necesariamente requiere de nuestro mayor esfuerzo. Y qué mejor manera de redactar algo que en mi humilde opinión hará historia que trabajando en equipo.
Porque el trabajo en equipo, amigos, es la base de la prosperidad y no hay grandes realizaciones que no cuenten con por lo menos dos esfuerzos unidos. ¿Qué sería de un Marx sin un Engels?, me pregunto. ¿O de un Ortega sin un Gasset?, ¿de un Quijote sin Sancho?, ¿o un García sin un Márquez?
En fin, para resumir, sencillamente somos dos tipos muy inteligentes que decidimos extraer de la realidad las frases más hijaputescas jamás pronunciadas. Por hijaputescas me refiero tanto a lo satánico de sus mensajes como a alguna inevitable conexión con un momento patético.
Por ejemplo: ¿quién no puede recordar con funesta impresión aquél "¡MIS CHANCLES!" de María Leal en la patética comedia ¡Grande Pa!?
¿O el lamentable y tristemente célebre "¡por qué no te callas!" del Rey Juan Carlos a Hugo Chávez?
Pero la categoría hijaputescas también incluye las increíbles justificaciones de George W. Bush para explicar las razones que lo llevaron a invadir Irak: "Creo que estamos en un camino irreversible hacia más libertad y democracia", decía mientras sus tanques destruían un país sin motivo alguno.

Con estas pequeñas muestras no sólo dejo sentado nuestro firme compromiso, sino que pretendo comprometerlos a ustedes, los sufridos lectores, a que alimenten este semillero de frases hijaputescas, generalmente -aunque no siempre- pronunciadas por verdaderos hijos de puta.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Pequeña catársis pública

Gigante de piedra y miel, Miguel era un destello de dulzura y comprensión.
Voz grave y ronca, que hubiese asustado hasta al mismísimo Bruce Willis de Duro de Matar.
Incomprendido como los genios, no dejaste tu sabiduría en ningún papel, ni un lienzo.
Consejo justo, sólo cuando era necesario. Después, abrazo eterno y amor incondicional.
Pero incondicional en serio.
Tolerante hasta el final, respetaba tanto a un reconocido profesional como a un falsificador de monedas de cinco centavos. Sólo bastaba tener buen corazón.
De lágrima fácil, tanto en el casamiento de su hijo, como en el nacimiento de su nieto, como en La vida es Bella o cualquier otra película con un mínimo toque dramático.
Tío por elección, ejemplo por admiración. Miguel encarnaba la esencia de la vida, construida en base al gran secreto: querer y ser querido. El tiempo, afortunadamente, le dio la razón en vida.
No soy un creyente, pero si alguna vez he deseado que el cielo exista, fue el día de tu partida.
Y tanto te extraño, tanto me marcaste, que no puedo dejar de mandarte un humilde mensaje cada vez que se me ocurre algo. Porque vos, Tío, vivís en mí como en tantos otros.
Hasta siempre.

jueves, 6 de marzo de 2008

Final cantada

Investigadores del banco suizo UBS pronosticaron que la selección de fútbol de República Checa ganará la próxima Eurocopa.
El conjunto del este europeo vencerá en la final nada menos que a Italia, última campeona del mundo.
Para fundamentar el estudio, los especialistas aseguraron tener en cuenta factores como el terreno de juego, la proximidad geográfica de los equipos, las clasificaciones y las tácticas de los conjuntos.
Pero no crean que la victoria checa será fácil. El estudio afirma que tiene apenas un 51 por ciento de posibilidades de imponerse en el partido decisivo sobre los italianos. Tan parejo será que el match se definirá por un penal.
La verdad, no sé quién fue el infradotado que financió este trabajo. Pero si el dinero provino del banco, con el dinero de los ahorristas, menos mal que no soy un cliente. Sino, juro que les incendio todos los cajeros automáticos y más tarde organizo un grupo terrorista que se dedique exclusivamente a meterles bombas en las casas de cada ejecutivo.
Posteriormente, tomó un arma, y me la disparo en un dedo del pie. En el más chiquito, así me duele mucho pero no me deja una renguera recalcitrante. Pero es lo menos que me merezco por poner mi dinero en esa casa crediticia.

Japutada

Algunas expresiones revelan el misterio del universo. Simples expresiones que en principio parecen inocentes, pero que nos iluminan la mente, el cuerpo o el alma.
Otras, lamento admitirlo, gozan de una estupidez insuperable sólo por quién las cree.
El presidente iraní, Mahmmoud Ahmadinejad, realizó una visita histórica a Irak y pidió la salida inmediata de las tropas estadounidenses.
¿Cuál fue la reacción de la Casa Blanca? Lamentarse por la “intromisión extranjera” en los asuntos soberanos de una nación soberana, valga la redundancia.
Hasta ahí, vamos bien. Pero que el país invasor pida a un tercero que no se entrometa en el país que invadió, a muchos les parecerá un trabalenguas. A mí me suena cuanto menos estúpido.
Por no decir una soberana hijaputada.

domingo, 2 de marzo de 2008

Mirá lo que nunca vas a tener

Un alto en su trabajo le permite sentarse en uno de los canteros de la peatonal cordobesa a observar una Caras de vaya a saber cuándo.
Escándalos de verano, minones en bikini y casas fastuosas pintan una revista cuyo lema reza “mirá lo que nunca vas a tener”. Y mucho menos él, que encontró la publicación entre los cartones que recolecta para luego venderlos a un precio módico, casi irrisorio.
Mientras observa las fotografías, especialmente la de los minones, se toma un segundo para observar a su alrededor. Banco Macro, una joyería, Credicoop, HSBC y miles de etcéteras que no hacen más que repetir “mirá lo que nunca vas a tener”.
Casi inconscientemente, no puede evitar un pensamiento que lo atormenta cada vez que se toma un alto en su trabajo: está geográficamente parado en el corazón de un sistema al cual nunca va a pertenecer.
De chico, sabía que si no servía para el fútbol, su vida estaría ligada con el laburo de sol a sol. Y no sirvió nomás. Por más que lo intentó en varios clubes.
Hoy despunta el vicio en los tantos descampados que existen a la vera de la Circunvalación cordobesa, en torneos que exigen mucho de valentía y una cuota de habilidad, pues en ocasiones el encuentro deportivo da lugar a otro tipo de enfrentamientos menos sanos y más peligrosos.
Y mientras tanto, le suplica a su conciencia que no lo traicione por el odio acumulado a través de los años culpa del maldito cartelito imaginario: “mirá lo que nunca vas a tener”.

miércoles, 27 de febrero de 2008

"El" descubrimiento

El trabajo de los arqueólogos y los historiadores consiste básicamente en buscar elementos, materiales o no, para reconstruir el pasado de la humanidad. Pero como para una sola persona es imposible la tarea, los especialistas dedican su quehacer profesional en distintas áreas específicas. Y si bien hay miles y miles de científicos destacables, sólo basta con enumerar algunos, como Hobsbawn, Botana, Romero, Sábato (Hilda), Burke, entre los historiadores, y Senshui, Isla, Albright, Bingham, por el lado de los arqueólogos.
Pero ninguno de estos especialistas siquiera llega a los tobillos de William Hakvaag, director del museo de Guerra de Noruega. Hakvaag anunció recientemente un descubrimiento que cambiará el mundo: Adolf Hitler, antes de ser el peor hijo de puta de todos los tiempos, hacía dibujitos de Blancanieves y de Pinocho, en la versión de Walt Disney.

lunes, 25 de febrero de 2008

¡Ajjjjjjjjjjjjj!

Leyendo las noticias sufrí uno de los momentos más desagradables de mi vida.
Distraído, repasaba lo sucedido a modo de un rápido pantallazo para no estar tan desubicado a mi llegada al trabajo. En esto, siempre es mejor tener una idea general antes de seleccionar las noticias que adornarán mi página. Y en eso estaba cuando leí con estupor una afirmación de Condoleezza Rice, la secretaria de Estado norteamericana, sobre su presidente George W. Bush.
"Voy a anunciar que el presidente bailó en varias ocasiones y durante un buen rato mientras estuvo en África", declaró la jefa de la diplomacia, quien añadió: "Demostró que podía mantener el ritmo".
Está claro que la intención de la funcionaria fue la de distender un poco una conferencia de prensa y, por qué no, desviar la atención mediante un recurso inusualmente simpático en ella. Sin embargo, no pude evitarlo: apenas leí lo ocurrido en mi mente se cruzó la imagen de Bush enfiestado con Rice, botella de wisky mediante. Él tratando de bailar y ella seduciéndolo en un caño, en una habitación a media luz.
¡Ajjjjjjjjjjjjj!
A veces, la imaginación nos juega una mala pasada. Afortunadamente, esa imagen duró sólo dos segundos.

viernes, 22 de febrero de 2008

cero sentidos

Mis ojos están cerrados contra su voluntad, pero permiten que los otros sentidos tomen un protagonismo inusual.
El olor es nauseabundo, propio de quienes viven entre sus heces.
Los ruidos, dan miedo. No sé de dónde vienen. No sé en dónde estoy. Ni siquiera sé quién soy.
¿Qué he hecho para merecer esto?
Mi gusto está como negado. Es como si poco a poco mis sentidos me abandonaran. Uno por uno.
Primero fue la vista. Luego, el gusto. En poco tiempo, el tacto, pues mis manos están sometidas a mis espaldas.
Sólo el dolor perdura, el padre de todas las sensaciones en este lugar.
Los pasos se acercan, acechando a los que estamos aquí. Rezo para que no me toque. No puedo evitar sentirme mal porque se llevaron a quien estaba a mi lado. Tampoco puedo disimular mi alivio.
Mas el fin está cerca, y sólo deseo que mi hijo me recuerde.

martes, 19 de febrero de 2008

Un jardín liso

El ser humano ha demostrado tener la capacidad de crear una discusión de la nada. O lo que es peor, de una soberana estupidez.
En este caso, lo que nos trae es una noticia surgida en el norte de Suecia. Allí, un jardín de infantes prohíbe a sus alumnos utilizar ropas con rayas o puntos. El motivo: una maestra sufre de migraña y ese tipo de vestimenta empeora su condición. Y, claro, la respuesta de los padres no fue exactamente satisfactoria. No sólo por la ridícula prohibición, sino porque los uniformes de esos chicos precisamente son a rayas verticales.
Sinceramente, la verdad supera a la ficción. Ahora resulta que si vez rayas o puntos te duele la cabeza.
Menos mal que a esa mujer no le gusta el fútbol y es hincha de San Lorenzo o Instituto, por ejemplo. O peor, imagínense lo que debe sufrir pobre mujer cuando aparece la señal de ajuste antes de comenzar las películas. Nunca habrá visto alguna hasta que apareció el DVD. Enormes y gigantescas jaquecas habrá sufrido hasta el maravilloso invento de la película metida, no sé cómo, dentro de un pequeño disco metálico.
Tampoco podrá manejar en ruta, con esa maldita línea amarilla, que a veces incluso es doble.
¿Cómo hará para vivir en un mundo absolutamente liso?, me pregunto.
Porque si las rayas son difíciles de obviar, ni qué hablar de los lunares. Contagiarse de sarampión debe ser la muerte para ella. O bien su adolescencia y el inevitable acné. ¿Acaso será la única mujer del mundo que en sus 15, o cerca, no disfrutó reventando los granitos de su novio?
Mejor no mencionar entonces si se le corta el cable, cuando en la pantalla aparece la guerra entre puntitos negros y blancos, que se mueven incansablemente unos en torno de los otros. O cuando cerrás fuerte los ojos y aparecen esos puntitos luminosos en tu vista, que no podés evitar.
¡Pobre mujer!, nunca pudo cerrar fuerte los ojos.

viernes, 15 de febrero de 2008

¿Qué pasó?

Le Monde Diplomatique representa el progresismo en pinta. Evoca casi automáticamente a la avanzada intelectual francesa, acaso una de las más importantes del mundo, y simboliza una especie de estoica resistencia de la concentración de medios que propone el capitalismo salvaje. Históricamente una publicación de izquierda y, por sobre todo, periodísticamente seria, Le Monde se sumó a las falsas acusaciones contra Venezuela sobre presunta la participación de este país en el narcotráfico mundial (Red Voltaire).
Nada más falso.
Sin ánimos de hacer una apología de Hugo Chávez, porque ofrece muchos flancos para la crítica, es preciso aclarar que las acusaciones del director del Buró para la Política del Control de Drogas de la Casa Blanca, John P. Walters, son absolutamente falsas. Ningún informe serio sobre la ruta de las drogas incluye a Venezuela como un país narcotraficante. Nada más lejano.
Sólo basta con realizar la siguiente deducción: Colombia es el máximo productor de cocaína mundial (62 por ciento del mercado) y Afganistán el de opio (92 por ciento). Ambos cuentan con una importante presencia militar estadounidense en sus territorios, e incluso el asiático fue invadido por el ejército norteamericano. Al mismo tiempo, Estados Unidos es el máximo consumidor de sustancias prohibidas de todo el mundo.
Entonces, ¿dónde está el problema de la droga y el narcotráfico? Creo que no hace falta ser un genio para adivinarlo.

lunes, 11 de febrero de 2008

Se va para afuera

Los paladines del librecambio y el neoliberalismo (aunque ellos mismos se nieguen en rechazar estos motes y negar la existencia de la ideología) insisten en que tanto la Argentina como América latina jamás atraerán inversiones a causa de su falta de competitividad.
Para poseer esta característica, sostienen, es necesaria la estabilidad. Es decir, convencer a los inversores de que van a poder ganar mucha plata durante un tiempo prolongado.
Claro que esta insistencia tiene como único objetivo sugerir un cambio de rumbo en la región que impulse Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Porque, seamos claros, es la intención excluyente. Y sabemos cómo nos fue cuando “liberamos” nuestras relaciones con las principales potencias, especialmente con aquella que está justo encima nuestro en el mapa, como si se tratase de una cruel metáfora de la cartografía.
Sin embargo, los tristes augurios de estos pretenciosos especialistas contrastan con la realidad argentina, que a decir verdad está mucho más cerca de lo que ellos piden.
Según el diario La Nación, que a su vez se basa en información del Banco Central (BCRA), “en 2007, el giro al exterior de utilidades y dividendos y otras rentas -a las casas matrices de las multinacionales instaladas aquí y, en menor medida, a los accionistas no residentes de empresas locales- alcanzó los 1.921 millones de dólares, un 21,1 por ciento más que el año anterior”.
Como verán, pese al discurso de nuestros dirigentes, la Argentina aún presenta una fuerte inversión extranjera, que sigue creciendo. Y no sólo eso, sino que en la mayoría de los rubros el “empresariado nacional” es casi inexistente.
Entonces, a resultados vista, la clave no pasa tanto por evitar las inversiones extranjeras –que evidentemente son inevitables- como por dejar en claro las condiciones en las cuales se desarrollará esa inyección de capitales. Fácil, si les permitimos entrar y explotar en nuestro país, que lo hagan bajo leyes que protejan precisamente nuestro capital.
En cualquier país desarrollado, precisamente esos para los cuales trabajan los analistas mencionados, la inversión extranjera es posible. El problema viene cuando uno, inversor extranjero, quiere sacar las ganancias del país.
Si la inversión extranjera representa realmente desarrollo interno, bienvenidas. Pero si esa inversión en realidad significa un acto de piratería moderno, pues muchas gracias, pero no.

lunes, 4 de febrero de 2008

Como turco en la neblina

Ya con la fecha de salida encima de nosotros la expectativa crecía por leguas, pero a la vez sentía una pequeña sensación de alivio porque por fin me iba de vacaciones. Sucede que no estaba acostumbrado a tomar mis dos semanas libres con el año tan avanzado.
El inconveniente que ello genera no es exactamente cansancio, sino hastío y hasta desconcierto, porque hay una verdad absoluta: el año empieza después de las vacaciones. Pero normalmente esas vacaciones se toman entre enero y febrero y todas las actividades tienen su inicio en marzo. Pero si te vas de vacaciones en abril, tu año no comienza hasta el regreso, que ya es demasiado tarde.
De todos modos, no había el menor indicio de arrepentimiento en mi decisión, que quede bien claro, simplemente un poco de desconcierto.

viernes, 1 de febrero de 2008

El lado incorrecto

Sus giros interminables inevitablemente la llevan hacia un violento fin.
Yo la miro impávido, desde arriba, sin ninguna capacidad de reacción. Es ese segundo en el cual tengo tiempo de lamentarme por perderla, pero no puedo hacer nada para salvarla. Una paradoja del destino: el cerebro funciona, pero el cuerpo es incapaz de reaccionar.
Ella, sigue rodando en sí misma por el aire con el destino cantado. Caerá violentamente y estoy seguro de que no podré salvarla. Ni siquiera después del impacto.
No es tristeza lo que siento, porque tampoco es para tanto, sino más bien expectativa porque todo salga bien. No quiero empezar todo de nuevo. No tengo ánimos. No es el momento para hacerlo.
Sólo observo con fe.
Pero sucede lo peor. Mis temores se hacen realidad: la tostada cayó del lado de la manteca. ¡Maldita sea! Tendré que levantarme, prender la tostadora, cortar más pan y ponerlo al fuego hasta que tome el color y el calor deseado. Pero no tengo ganas, es demasiado temprano y no estoy de humor.

Evidentemente, esta duda existencial carcomerá mi alma por siempre: ¿por qué las tostadas siempre caen del lado de la manteca?

Mentiras y medios


El trabajo de periodista es bastante difícil. No sólo porque se paga poco, sino porque en muchos casos obtener la información necesaria se torna imposible. Más si uno no pertenece a un medio masivo, sino que trabaja al costado del camino, como diría Fito Páez.
Es tan difícil escapar de las agendas que imponen los grandes medios como acceder a la verdad. Es sencillo: si ellos no lo dicen, es porque no es cierto. Y así lo creemos todos. Sólo vemos lo que nos muestran, y a quienes dicen algo distinto, los castigamos por inventar conspiraciones novelescas o bien porque pasan gran parte de su vida denunciando. Es cierto que muchos de ello mienten y hacen de la denuncia y la conspiración imaginaria un negocio. Tan cierto como que muchos de ellos dicen la verdad, sólo que desde otra perspectiva.
En definitiva, cada uno dice su verdad. Porque, les aviso, la objetividad no existe. Aunque intentemos ser imparciales, cada uno de nosotros tiene un acervo previo. Un sistema de creencias y valores que inevitablemente va a ordenar una noticia de una forma u otra, independientemente de su contenido.
Pero, acá viene lo más tenebroso, la objetividad no sólo depende de la subjetividad que tiene cada periodista en cuanto sujeto pensante. Sino que también entran en juego distintos intereses, porque hace mucho tiempo que los medios de comunicación dejaron de estar al costado del camino para recorrer la autopista del poder por los carriles más veloces.
Entonces, nosotros como lectores, oyentes o televidentes no sólo dependemos de la subjetividad de quién nos comunica, sino que tenemos acceso a la porción de la verdad que nos quieren contar debido a intereses relacionados íntimamente con el poder.

Para explicarlo mejor, les voy a poner un ejemplo bastante gráfico: la invasión a Irak.
Primero, habrán notado que he utilizado el término invasión y no guerra u ocupación. La guerra se entiende como un conflicto formal entre dos ejércitos o en último caso entre un ejército y una guerrilla (posibilidad contemplada en la Convención de Ginebra, vale aclararlo). Ninguna de las dos circunstancias se dio en Irak, pues la acción armada estadounidense no gozó del apoyo de la ONU, y poco después se demostró que los motivos que la justificaron eran falsos. En consecuencia, a causa de su ilegalidad no podemos hablar de una guerra formal.
El término ocupación se utiliza cuando un país invade a otro, pero con la venia de este último. Por ejemplo, si en un país existe una tiranía ilegítima y la gran mayoría clama porque se termine, entonces la intervención de un agente externo supone una ocupación. De hecho, pese a su ilegalidad, si Estados Unidos hubiese derrocado a Saddam Hussein y luego hubiese abandonado el país (aunque en la realidad esto era imposible y no sólo por los intereses norteamericanos, sino porque sabían que allí se abría una caja de Pandora) podría hablarse de una ocupación. Pero los iraquíes de ningún modo pidieron a las fuerzas extranjeras que tomen el poder y se queden en el país. Por lo tanto, tampoco es una ocupación.
El concepto de invasión, por el contrario, supone la ocupación de un país por otro sin la venia del primero, y por intereses que carecen de legitimidad.
Otro término falso, que responde a esos intereses, es la denominación terrorismo iraquí. Si bien en la actualidad existe una virtual guerra civil en el país, lo cierto es que las facciones armadas que atacan a las fuerzas extranjeras deben catalogarse como resistencia. Sus métodos son los de una guerrilla e intentan infundir el terror en el enemigo, pero resisten a una invasión ilegal e indeseada.
Lo mismo sucedió en Francia cuando fue invadida por la Alemania nazi. Los franceses actuaban como una guerrilla, pero contra una invasión ilegal. Por lo tanto, fueron célebres y pasaron a la historia como la “resistance”. Los iraquíes hacen lo mismo, pero son catalogados como “terroristas”.
Otro ejemplo notable ocurre en la actualidad. Luego de incrementar sus fuerzas en 30.000 hombres, George W. Bush hizo públicos informes según los cuales la violencia había mermado notablemente en Irak. De pronto, el país árabe había pasado de ser un pandemonio para transformarse Disneylandia.
Los medios más importantes, muchos de los cuales habían respaldado la invasión y sirvieron como un canal ideal de legitimación para los falsos argumentos, recogieron con entusiasmo la pacificación iraquí. Apenas en unos meses, las agencias ya no daban cuenta de ataques y atentados en Irak. Sólo algunos hechos violentos destacados como aislados, pues Al Qaeda, la madre de todos los males, estaba acorralada en el norte del país.
Sin embargo, hurgando en todos los lugares posibles, siempre aparece algo. Y si ustedes creen que Irak realmente es más seguro, visiten páginas como Prensa Latina (http://www.prensa-latina.com/) o la versión en inglés de Al Jazeera (english.aljazeera.com) y sabrán la verdad como yo la sé.

jueves, 31 de enero de 2008

La cuerdita del bien y del mal

Una de las habituales frases de la Venganza será terrible, el programa radial de Alejandro Dolina, es “¡corran las mesas y echen a las gordas!”. Mediante este artilugio, el genio deja de tocar los tangos que le pide la gente para comenzar con la música más jocosa. Bailable, si lo decimos en el peor sentido de la palabra.
Pues bien, he llegado a la conclusión de que los estúpidos que cuidan las puertas de los boliches top de Córdoba, que no son otra cosas que asnos –con el perdón de esos pobres animalitos que tienen que cargar con el prejuicio de ser estúpidos, valga la redundancia- que sólo cumplen órdenes, escuchan esa frase absolutamente dolinesca. Ahora resulta que si sos mina, y por casualidad te comiste un par de postres de más, no tenés derecho a divertirte. El concepto de “súper top”, no se adecúa a tus rollos, nena. Lo siento. Seguí participando. Pero, primero, hacé dieta, ¡por favor!
Pero, claro, estos retrasados mentales no solamente discriminan a las pobres, simpáticas y en muchos casos amables gorditas. Nada de eso. Con el poco poder que le da sostener una cuerdita de porquería que divide la felicidad de una discoteca (¡sí, lo digo a la antigua!) al ostracismo de la calle se sienten San Pedro en el mismísimo purgatorio. ¿Sos linda?, ¿te hiciste las tetas?, ¿tu trasero es un durazno en esos pantalones bien ajustados?, ¿tus piernas asoman sensuales por debajo de tu pequeña pollera?, ¿harías cualquier cosa por entrar? Está bien, entonces entrá.
Para ellos, ¿sos famoso en el ambiente?, ¿por alguna puta casualidad te hiciste amigo de los guardias de la puerta?, ¿pasás setentaycincomilcuatroscientascuatro horas delante del espejo antes de salir?, ¿te ponés cremita para levantar la cola, maquillaje para tapar los granitos y te arreglas el pelo con mucho gel y tintura, si es necesario?, ¿tu bronceado caribeño en pleno julio demuestra que te la pasaste encerrado dentro de una píldora futurista con muchas lucecitas que te queman la piel?, ¿pasaste los treinta hace rato pero lucís como menos de veinte? Vos también tenés el honor de pasar.
Pero si no cumplen esas condiciones, queridos míos, están literalmente en el horno. Si la naturaleza no te ayudó. Si tuviste la enorme desgracia de nacer feo, gordo, petiso o si no tenés el don del buen gusto, buena suerte y hasta luego, como diría Andrés, el mejor antihéroe de la ciudad. Te quedarás del lado de los perdedores, en donde no hay música, ni chicas lindas, sólo una jauría tratando de entrar a la máquina de la felicidad.
Además, no sé si se han fijado, pero ¿se dieron cuenta que los boliches son el único lugar en el cual no se hace cola para ingresar? Digo, uno asoma por esos comercios y ve cómo la muchedumbre se agolpa, obediente, eso sí, sobre las cuerditas sin ningún tipo de orden.
¿Imaginen si uno hace eso en el banco? ¿O en la parada del colectivo? Imposible, porque seguro que alguno te va a agarrar de los pelos y te va a poner en tu lugar. Donde te merecés, ahí al fondo.
No quiero pecar de antiguo, pero en mis épocas, allá por comienzos de los 90 iba a Molino Rojo. Y muchas veces debíamos esperar hasta una hora para entrar. Pero porque la fila era larga. Uno se paraba en la cola, ocupaba un lugar como Dios manda, y al cabo de un rato entraba. Así de fácil. Pagabas tu entrada y sencillamente entrabas. Si había mucha gente delante tuyo, esperabas mucho. Sino, era cuestión de minutos. Pero acá no te dan ni siquiera un premio a la puntualidad, porque si vas temprano, el estúpido de turno te dice “a esta hora sólo entran con free”, mientras dos rubias despampanantes, con las que ni siquiera soñarías, pasan a tu lado sin más que lo puesto, le dan un beso al estúpido que te impide el ingreso y pasan como pancho por su casa.
Y lo peor de todo es que tenés plata. No estás tratando de mendigar nada. Es de los pocos lugares en los cuales vos querés pagar la entrada y no te dejan. ¡Antes de las dos sólo pasás gratis! Digo, ¡estamos ante una de las contradicciones más grandes del mundo capitalista!
En resumen, como diría el genial y siempre vigente Tato Bores, “parece un chiste, si no fuera una joda grande como una casa”.
Pero, quédense tranquilos y tengan paciencia, que después de cada reclamo siempre aparece una idea novedosa. Sólo esperen unos días y verán.

martes, 15 de enero de 2008

Al oscuro

Avanzaba en medio de la nada hasta llegar a su primer destino. La oscuridad era absoluta y, por momentos, parecía que quería tragárselo, hacerlo parte de ella durante toda la eternidad.
Entre el miedo que genera la nada y la valentía que provoca el propio instinto de supervivencia, él permanecía allí, estoico, desafiando al peligro pero al mismo tiempo con profundos deseos de que todo eso terminase. Atrapado en las poderosas garras de la cotidianeidad, esperaba paciente para terminar con su pesar y pasar a una instancia superior, reveladora, tranquilizadora.
De pronto, vio que la mole amorfa se acercaba violentamente hacia él. Era el momento, pensaba. El ensordecedor ruido proveniente de la bestia de acero encendió su adrenalina. Por fin acabaría todo el dolor de la cotidianeidad. Por fin cumpliría con el pesado objetivo de todos los días.
Comenzó a agitar los brazos como un loco. Sin miedo, sino con mucha decisión. Con la valentía que lo caracterizaba. No le importaban la oscuridad ni el peligro. Mucho menos el hecho de que la mole era ciega. Sólo quería cumplir con su cometido.
Extasiado, se repetía a sí mismo: “¡Es el N4; es el N4!”
Pero con desazón vio que la mole pasaba de largo, sin detenerse siquiera a mirarlo. Ciega, sorda y muda. En fin, indiferente. Tan indiferente que por poco acaba con su vida. Pasó apenas a unos centímetros de su cuerpo dolido, de su alma en pena. El tormento no había acabado, recién empezaba.
En medio de la pesadumbre, con las venas a punto de explotar por la ira, él gritaba a los cuatro vientos: -¿Por qué los malditos autobuses no tienen sus números iluminados?”, mientras le daba de patadas a la parada del colectivo, maldecía por el largo día de trabajo, la consecuente tardanza para llegar a su casa y el alumbrado público que no funcionaba en esa cuadra del demonio.

martes, 1 de enero de 2008

Tire-pull

Ya estaba a pocos metros. Increíblemente, las 30 cuadras que separaban al Patio Olmos de mi casa se habían hecho eternas. Tanto que temía la pérdida del amor de mi vida, quien me esperaba del otro lado de las pesadas puertas de vidrio que separaban a la vieja escuela del mundo exterior.
A medida que avanzaba, mi corazón latía hasta salirse de mi pecho y volar hacia ella. La emoción me abrazaba y me hacía sentir en el paraíso, en un paraíso terrenal con el que siempre había soñado. Me pidió que nos juntásemos a hablar, para decirme que sí, que aceptaba mi amor de una vez por todas. Al menos eso esperaba.
Avanzaba por Vélez Sarsfield, crucé el Teatro del Libertador y observé la primera puerta del Patio Olmos, imponente, que me invitaba al amor. Sin embargo, ella me esperaba en el bar que daba exactamente a la esquina de Vélez Sarsfield y bulevar San Juan, razón por la cual preferí entrar por el acceso más cercano.
Por fin llegué a la intersección, subí por las escaleras que bordean el ingreso al centro comercial y encaré la puerta casi corriendo. No podía perder ni un segundo antes de verla. –Vení al Patio Olmos urgente que quiero hablar con vos. Es sobre aquello que me preguntaste hace unos días, amor-. “Amor” me había dicho. No podía haber errores, ¡me había dicho “amor”! Definitivamente me citaba para entregarse a mí, para siempre.
Casi corriendo, encaré de frente una de las puertas laterales, para no tener que perder tiempo en el pequeño hall que antecede al bar cuando uno ingresa por el centro. Entre los pesados vidrios observé su cara angelical, sonriente, y su palma agitándose ante mi encuentro.
Aceleré mi marcha y enfrenté el “tire-pull” de la puerta con mi mayor decisión, como si allí se simbolizara el ingreso a una vida mejor, el cumplimiento de todos mis sueños, la entrada a su corazón. Y así lo tomé.
Puse una mano sobre la manija y la empujé con todas mis fuerzas mientras prácticamente corría hacia ella. De pronto, todo se apagó, y poco después volvió a prenderse. La gente me rodeaba curiosa, asustada. El hilo caliente rojo fuerte que salía de mi nariz ya me llegaba al pecho y había arruinado toda mi ropa. Sentía que la cara me latía con fuerzas y que los ojos en cualquier momento saldrían de su órbita. “Si se van, no podré verla más”, le pedía a mis propios órganos.
La emoción, el amor, el temor a llegar tarde a mi última llamada, mi última oportunidad, impidieron que me detuviese a pensar en el significado de la palabra tire-pull. Fueron 80 kilos lanzados con toda furia hacia una puerta del vidrio más grueso, y en medio un débil tabique nasal que sufrió las consecuencias del grave impacto.
Ella finalmente terminó conmigo poco después de aceptarme. Pero, ese día, comprendí que hasta las palabras más sencillas tienen significados incomprensibles.