
Escándalos de verano, minones en bikini y casas fastuosas pintan una revista cuyo lema reza “mirá lo que nunca vas a tener”. Y mucho menos él, que encontró la publicación entre los cartones que recolecta para luego venderlos a un precio módico, casi irrisorio.
Mientras observa las fotografías, especialmente la de los minones, se toma un segundo para observar a su alrededor. Banco Macro, una joyería, Credicoop, HSBC y miles de etcéteras que no hacen más que repetir “mirá lo que nunca vas a tener”.
Casi inconscientemente, no puede evitar un pensamiento que lo atormenta cada vez que se toma un alto en su trabajo: está geográficamente parado en el corazón de un sistema al cual nunca va a pertenecer.
De chico, sabía que si no servía para el fútbol, su vida estaría ligada con el laburo de sol a sol. Y no sirvió nomás. Por más que lo intentó en varios clubes.
Hoy despunta el vicio en los tantos descampados que existen a la vera de la Circunvalación cordobesa, en torneos que exigen mucho de valentía y una cuota de habilidad, pues en ocasiones el encuentro deportivo da lugar a otro tipo de enfrentamientos menos sanos y más peligrosos.
Y mientras tanto, le suplica a su conciencia que no lo traicione por el odio acumulado a través de los años culpa del maldito cartelito imaginario: “mirá lo que nunca vas a tener”.
2 comentarios:
Attention!
Tanta ostentación asquea, no la compro por eso y porque en cierta manera y a otro nivel me considero una excluida de ese sistema (hasta incluso un poco por elección). Gracias por pasar por mi termo querido! copate y linkeame, haré lo mismo por ti!
abrazete!
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