
Lamentablemente, a fines de mes perderemos a uno de nuestros más ilustres dirigentes: Karl Rove. Dueño de una trayectoria intachable, Rove supo manejar a la perfección la opinión pública para que el presidente George W. Bush se mantenga a la cabeza de la Casa Blanca por nada menos que ocho años.
Sé que muchos lo critican por ciertas prácticas poco claras durante sus años de colaboración con el Partido Republicano, pero déjenme explicarles a los lectores que él hizo lo necesario para que el gobierno de los Estados Unidos pueda cumplir con las metas propuestas. Y, lamentablemente, no siempre se puede ser amable con los opositores cuando se persigue una meta superior.
Porque, me pregunto, ¿qué sería de nuestra guerra contra el terrorismo si los comentarios del ex embajador Joseph Wilson hubieran tenido repercusión? ¿Qué hubiese pasado si no se tomaban medidas contra Wilson? Sencillo, otros cientos de ilusos habrían salido a dar gritos sobre la inexistencia de razones para atacar al asesino de Saddam Hussein.
Es cierto que no todo fue verdad en aquél momento, pero también hay que admitir que el mundo necesitaba deshacerse de ese personaje siniestro para la historia de la humanidad. Y también sé que quienes hoy nos critican es porque aún no entienden el real alcance de lo que hicimos, pero tengo confianza de que con el tiempo la humanidad nos agradecerá por los esfuerzos que hicimos por ella.
Por eso grito a los cuatro vientos, y no sin una lágrima que recorre por mis mejillas, ¡salud Karl! El pueblo de los Estados Unidos te agradece por todo lo que has hecho por él.
Sé que muchos lo critican por ciertas prácticas poco claras durante sus años de colaboración con el Partido Republicano, pero déjenme explicarles a los lectores que él hizo lo necesario para que el gobierno de los Estados Unidos pueda cumplir con las metas propuestas. Y, lamentablemente, no siempre se puede ser amable con los opositores cuando se persigue una meta superior.
Porque, me pregunto, ¿qué sería de nuestra guerra contra el terrorismo si los comentarios del ex embajador Joseph Wilson hubieran tenido repercusión? ¿Qué hubiese pasado si no se tomaban medidas contra Wilson? Sencillo, otros cientos de ilusos habrían salido a dar gritos sobre la inexistencia de razones para atacar al asesino de Saddam Hussein.
Es cierto que no todo fue verdad en aquél momento, pero también hay que admitir que el mundo necesitaba deshacerse de ese personaje siniestro para la historia de la humanidad. Y también sé que quienes hoy nos critican es porque aún no entienden el real alcance de lo que hicimos, pero tengo confianza de que con el tiempo la humanidad nos agradecerá por los esfuerzos que hicimos por ella.
Por eso grito a los cuatro vientos, y no sin una lágrima que recorre por mis mejillas, ¡salud Karl! El pueblo de los Estados Unidos te agradece por todo lo que has hecho por él.
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