martes, 10 de julio de 2007

¡Basta de mentiras!


La prensa norteamericana comenzó a poner el ojo sobre la situación de los refugiados iraquíes, a su juicio un aspecto más para demostrar el fracaso de George W. Bush en el país árabe. Aunque todos sabemos que no es así.
Porque los intereses ajenos a los Estados Unidos nunca dejaron de operar en el país. Es cierto que la invasión no va bien, pero también lo es que en el país de la libertad aún existen agentes comunistas que no hacen más que mancillar las políticas liberadoras que ofrece la Casa Blanca. Desde los viejos lugares, como Cuba o la ex Unión Soviética, o los nuevos, como iraníes o venezolanos, siempre habrá enemigos allá afuera.
Seamos francos, ¿quién podría liberar a Irak de un tirano como Saddam Hussein si no fuera Estados Unidos? ¿existe alguna otra nación capaz de cuidar y proteger al mundo entero, además de nosotros? Por supuesto que no.
Entonces, ¿por qué nos critican? Si lo único que hicimos fue, en su debido momento, decir algunas mentirillas sobre los motivos que nos llevaban a invadir Irak para cumplir con un bien superior. Admito que en ese país no había armas de destrucción masiva y que una conexión con Al Qaeda era imposible porque Saddam era un declarado enemigo de Osama ben Laden. Pero, piénsenlo bien, ¿habría posibilidades de realizar una acción armada si sólo decíamos nuestra proclama liberadora? No. Jamás. Porque esos agentes comunistas que no supieron tolerar su derrota habrían salido inmediatamente a hablar de imperialismos y toda esa sarta de obscenidades cuando el primer avión sobrevolara Irak.
Otro argumento de esta gentuza es el tan mentado petróleo; ¡pues claro que nos vamos a llevar el oro negro! Es un precio mínimo si se tiene en cuenta la obra que estamos realizando. ¿O acaso las grandes personalidades de la historia no conseguían algo a cambio de las obras que realizaban? ¿de qué vivirían si no fuera así? Nuestro caso es el mismo. Movilizar soldados, armamento, medios de comunicación amigos y alentar a nuestros aliados a que se sumen a nuestro proyecto tiene un costo. Nada es gratis en esta vida, y los iraquíes deberían saberlo.
Bueno amigos, espero que mi incursión en este lamentable blog sirva para aclarar algunas mentes. Aunque lo dudo, si hay algún error en mi español les pido mil disculpas y que me lo hagan saber. Oportunamente le diré a mi gran amigo, el secretario de Defensa Alberto Gonzales –de quién hablaré más adelante-, que me guíe para comunicarme correctamente con ustedes.

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