martes, 4 de septiembre de 2007

Se molestó Eric


Debo admitirlo, nunca me gustaron los chismes, y mucho menos si atentan contra lo que quiero o creo. Por lo tanto, aprovecho estas líneas para condenar con todas mis fuerzas el deleznable libro publicado recientemente por el pseudo periodista Robert Draper, quien afirma discrepancias en la Casa Blanca basándose en fuentes confusas y poco creíbles.
Este señor, según publicó The Washington Post, indicó que uno de los pilares de la administración Bush, Karl Rove, aconsejó al presidente que no elija al vicepresidente Dick Cheney para la fórmula presidencial, cuando las elecciones. También señala que el cerebro de la Casa Blanca rechazó el nombramiento de Harriet Miers a la Suprema Corete de Justicia, entre otros chismes de pasillo que poco tienen de creíbles.
Con todo el dolor del alma, me gustaría decirle a este señor que se dice ser periodista que acepto el fracaso de nuestra administración. Admito, para ser más preciso, que nadie nos entiende hoy en día, pero que en poco tiempo la humanidad entera estará agradecida a quienes hoy despectivamente llaman neoconservadores. Nosotros no tratamos de defender una ideología en particular, sino que protegemos a la humanidad de sí misma. Y, que quede bien claro, jamás sacaremos los trapitos al sol, si es que alguna vez hubo discrepancias internas.
¡Qué fácil que es hacer leña del árbol caído! Qué sencillo que es para ese señor hablar mal de nosotros cuando nuestra gestión está en su piso de popularidad. Me pregunto, ¿por qué no dijo algo cuando logramos la reelección? Ahí todos nos felicitaban, claro.
Sin embargo, nada me hará cambiar de opinión. Tanto yo como mis copartidarios estamos muy seguros de lo que hicimos y no nos arrepentimos de nada, pese a que nos critiquen desde todos los costados. Porque si violamos los derechos humanos o el derecho internacional, no fue para favorecer a nadie, sino para proteger a la humanidad.
Alguna vez nos entenderán.

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