jueves, 12 de enero de 2017

La promesa abstracta

Fuente: Neetcurioso
Productos de publicistas, estudios de mercado y expertos en marketing, los funcionarios macristas practican una retórica que parece simple y cercana: términos como felicidad, alegría y confianza se expresan a través del tuteo, la comunicación directa, de la construcción de una identificación impostada.

Sin embargo, detrás de la simpleza se oculta un complejo mecanismo de comunicación, que recurre a la abstracción como uno de los mecanismos para evadir la realidad (la comparación es otro mecanismo).


Alegría, confianza y felicidad, tres de los términos que más ha utilizado el macrismo, son conocidos y hasta cotidianos, pero nadie sabe a ciencia cierta cómo materializarlos.

¿Qué es exactamente la alegría, cómo se promete alegría? Un chiste que arranca una sonrisa momentánea a un tipo que perdió su trabajo, ¿es alegría?

¿Y esperanza?, ¿qué con respecto a qué va a estar mejor? De un modo u otro, todo el mundo desea estar mejor, eso es la esperanza, el deseo y hasta la expectativa de estar mejor en algún sentido. No hay necesariamente un proceso reflexivo detrás de la esperanza, ni siquiera realista.

Qué decir de la felicidad ¿Qué es la felicidad? Personalmente, es uno de los deseos más pelotudos del mundo. ¿Qué es ser feliz? Nada, es la abstracción total y absoluta que nos vendió la Coca Cola y las películas románticas cuando los protagonistas salen a correr juntos por la playa, tomados de la mano. La felicidad es, a lo sumo, una circunstancia efímera.

A este mecanismo, de hablar de nada hablando, se añaden otros como la comparación (pesada herencia), usada por casi todos los gobiernos del mundo, incluso me atrevería a decir que por casi todas las gestiones de cualquier tipo del mundo. ¿Cuántas veces el electricista dijo que la instalación eléctrica que había hecho otro estaba tan mal que había que hacer todo de nuevo y pagar un montón de plata?

La diferencia en este caso es que el macrismo había jurado y perjurado que no caería en la táctica de la comparación.

La promesa vacía es otra de las estrategias más usadas. Envalentonado por el nulo castigo electoral de versos como los 10 kilómetros de Subte por año en la Ciudad de Buenos Aires, el macrismo promete a mansalva, con una impunidad sorprendente. Y promete con promesas concretas, nada de alegrías, felicidades y confianzas, acá son concretos.

De este modo, la comparación con el pasado explica el presente; la promesa vacía contribuye a mantener las expectativas y la utilización de términos abstractos plantea un futuro mejor, al tiempo que calma los ánimos en el presente.


La comunicación, como se ve, es bastante completa. Sólo falta un poco de realidad.  

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