Alejandro Dolina advertía, hace mucho
en su programa La Venganza será terrible, sobre la irremediable
tendencia que tenemos los seres humanos de generalizar las
particularidades. El artista ponía como ejemplo un viaje a Rusia.
Palabras más, palabras menos, decía: “usted va a Rusia y ve a dos
rusos jugando al ajedrez y tomando vodka. Cuando regresa a Buenos
Aires, le dice a sus amigos: '¡no sabés cómo juegan al ajedrez y
toman vodka los rusos!'”. Eso es generalizar las particularidades.
En el periodismo esta práctica es
bastante usual entre los enviados especiales: llegan a un país que
nunca han visitado, están una o dos semanas y hablan como si fueran
locales. Y, peor, a veces entrevistan a dos o tres tipos y creen
tener la verdadera verdad del hecho que están cubriendo.
Sin embargo, esa tendencia a veces se
mezcla con los intereses que defiende un medio, sea por línea
ideológica o por el peso de la billetera, la misma que mata a los
galanes.
Una nota publicada por La Nación fue
levantada de EFE, aparentemente. El periodista, que viajó a Paraguay
para cubrir el conflicto, concluye que la población es indiferente
al golpe contra Fernando Lugo.
¿Cómo llega a esa verdad? Después de
hablar con un empleado de migración, en el aeropuerto; el mozo de un
bar; un taxista y un fotógrafo. El tipo habló con cuatro de los
6.340.000 de paraguayos y le alcanzó para decir que “hay
indiferencia” en torno al golpe.
Sin embargo, a medida que avanza la
nota quedan al descubierto algunos puntos más oscuros, que superan
esa humana tendencia a generalizar las particularidades. El
periodista dice, por ejemplo, que sus colegas atrincherados en el
canal público de televisión creado por Lugo son “apenas un
centenar de activistas que pintan carteles al son de los clásicos
temas de canción-protesta”, y no trabajadores de prensa que
defienden su libertad laboral y hasta el orden democrático.
Destaca, por otro lado, la presunta
contradicción de Lugo, que primero acató la decisión espuria del
Congreso y después adelantó una resistencia pacífica, a la Gandhi.
Y después, casi como al pasar, menciona al vocero de una agrupación
“izquierdista y minoritaria”, y explica que cerca de “veinte
agrupaciones” apoyan al presidente derrocado. Nótese cómo el tipo
enfatiza que Lugo es respaldado por agrupaciones “izquierdistas y
minoritarias”, evita hablar de movimientos y ni siquiera se
preocupa por averiguar qué sucede fuera de Asunción, con las
organizaciones sin tierra y demás.
Pero lo más grave, aún para el caso
de una nota que presume de una objetividad que no es tal, el enviado
especial de EFE jamás dice la palabra golpe.
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