miércoles, 9 de mayo de 2012

"Muger" varonil


El tango miente “lloró como una mujer”; los hombres también lloran. Y el viejo cronista católico también miente: “peleó como un hombre”; las mujeres también pelean.

A principios del siglo XV los incas no eran el gran imperio que conocimos en la escuela, y su entera existencia estaba en peligro con la invasión de los chancas. Las acciones se habrían producido durante el reinado de Wiracocha, entre 1435 y 1438. Los líderes incas, Wiracocha y uno de sus hijos, Inca Urco, designado como sucesor al trono, huyeron a Xaquixauna cuando la derrota militar parecía inminente, con los poderosos chancas golpeando las puertas de la ciudad.
Pero en el momento menos pensado apareció otro de los príncipes, Cusi Yupanqui (príncipe alegre), quien organizó la resistencia hasta propinar a los chancas una humillante derrota militar. Cusi luego tomó el poder inca y transformó su nombre a Pachacutec, el gobernante más célebre de la historia incaica, y el responsable del gran imperio.
Pero antes de la gloria, cuando los chancas asediaban el corazón de los incas, una mujer lideró a sus hombres hasta expulsar a los invasores de su barrio cusqueño, Chocoscachona. Era una curaca conocida como Chañan Curi Coca (o Chañan Curicoca, o Chañan Cori Coca), definida por los cronistas incas como la degolladora del Cusco.
“Y los que entraron por un barrio llamado Chocoscachona, fueron valerosamente rebatidos por los de aquel barrio; adonde cuentan que una mujer llamada Chañan Curi Coca peleó varonilmente y tanto hizo por las manos contra los chancas que por allí habían acometido, que los hizo retirar”, dijo Pedro Sarmiento de Gamboa en 1572 sobre la mujer, cuyo nombre significa “mujer que simboliza al oro y a la coca”.
Juan Santa Cruz Pachacuti, en Historia de los Incas y Relación de su Gobierno, relataba: "… Al fin en esta batalla sale con gran vitoria y hace su triumpho; y entonces dizen que una yndia viuda llamada Chañan Curi Coca, pelea valerosamente como muger varonil...".
Son las dos únicas menciones sobre la participación de la curaca en la defensa inca del Cusco. La historia la sepultó en el olvido, pero fue la misma historia la que la rescató de las profundidades. Algunos cronistas dicen que no existió, pese a que su figura adorna qeros (vasos ceremoniales) en los que se la ve con la cabeza de un chanca en una de sus manos.
Y si no existió, su recuerdo vale para rescatar el valor de la mujer en la historia. No hay mujeres sin hombres, como no hay hombres sin mujeres. De Juana de Arco hasta Juana Azurduy, la mujer jugó algo más que un trapo en la historia de la humanidad, aunque contradiga a Mafalda.
Pero Chañan Curi Coca nos recuerda también que a las invasiones debe rechazarlas el pueblo. Y el pueblo somos todos, los hombres que lloran y las "mugeres varoniles".

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