martes, 14 de diciembre de 2010

Consejos para ser ricos, siendo ricos

Los especialistas de las finanzas predicen lo impredecible. Bien por incompetencia, bien por la defensa de determinados intereses, son pocos los peritos que embocan todos y cada una de sus predicciones. Acaso por eso, siempre los mejores analistas son aquellos que analizan y no adivinan.

Dentro del vasto sector de especialistas en finanzas (que no necesita siquiera un título, mucho menos con Internet como difusor mundial) se ubica una pequeña cantidad que apunta a cuestiones más domésticas: tenemos a una enorme proliferación de Litas de Lázzari, al lado de la señora ama de casa; y a gurúes que ayudan a los jóvenes a prosperar en un mundo complejo y jodido, con consejos bastante pelotudos, para ser sinceros.
El sitio de MSN, ese que uno se encuentra cuando sale de Hotmail, ofrece una vasta variedad de pelotudeces (las regla pide no repetir dos veces el mismo vocablo porque puede ser tedioso para el lector, a la vez que revela la pobreza lexical del escritor, pero la pelotudez no encuentra sinónimos, sepan entenderlo). Entre ellas, un sitio llamado “creando un futuro brillante”. Tremendo.
En uno de sus últimos artículos, esta galería de consejos obvios ofrece una hoja de ruta para los jóvenes de entre 20 y 40 años. En primer lugar, divide esa veintena en dos decenas, para especificar con mayor nitidez los objetivos.
Los que tienen entre 20 y 30, dice la mina que lo escribió, están terminando sus estudios y buscan incorporarse a la vida laboral. Hasta ahí, bien, muy obvio, pero bien. Luego sigue: “es una época intensa en términos de producción de ingresos y es fácil caer en tentaciones. Aprovecha los hábitos de ahorro que desarrollaste de estudiante para echar buenas raíces financieras”. Evidentemente, la boluda esta no lee los diarios. Los chicos menores de 30 años tienen un problema básico en este mundo en el que vivimos: no consiguen trabajo. Todos los índices laborales advierten que la franja etaria más desprotegida es precisamente esa, entre los 20 y los 30 años. La extensión de la edad jubilatoria obligatoria provoca, automáticamente, un corrimiento: si los obligan a retirarse más viejos, entonces los jóvenes tendrán problemas para hallar vacantes. Especialmente en la actualidad, cuando las conquistas sociales occidentales pierden contra la vorágine y la desprotección de los orientales, a quienes hacen trabajar por dos monedas y con un látigo, ante la sonrisa del patrón. Ante esto, empezar una nota dirigida a jóvenes de entre 20 y 30 años diciéndoles que están ante una etapa productiva desde el punto de vista económico es pecar de ignorante o de sorete. Una de dos.
Pero, mejor, sigamos, no quiero interrumpirla. La mujer, cuya identidad no revelaremos, sugiere el establecimiento de metas, “a corto, mediano y largo plazo”. También aconseja crear un fondo de emergencia, y averiguar “sobre las inversiones bursátiles”. Momento, ¿la mina esta aconseja a los chicos que inviertan en la bolsa de valores, la misma que quebró vergonzosamente en 2008?, mejor, ¿por qué no les dice que inviertan en hedges founds?, que les va a ir bárbaro.
Tras abarcar los primeros diez años, ahora la autora se traslada a otra edad maravillosa: de los 30 a los 40. Supone que en esta etapa las personas comienzan a casarse y, por lo tanto, los objetivos y las metas cambian radicalmente. Por ello es aconsejable “pensar en un seguro de vida y en cómo cuidar de tu familia en su ausencia”. Este es el momento para “comprar una vivienda. Mientras estés alquilando (no sé a quién le habla, pero toda la nota es en segunda persona) aprovecha que no tienes ciertos gastos para robustecer los ahorros para el pago inicial de una casa”.
OK, vamos a hacerle caso: sacamos el seguro de vida cuando cumplimos 30, alquilamos una casa y empezamos a ahorrar para una vivienda. Comemos, porque todos comemos; vamos al cine, una vez por mes, digo, para distraernos; los hombres nos juntamos a jugar al fútbol, una vez a la semana, y las mujeres, no sé, juntarse a tomar o comer algo con las amigas, también para hacer sociales. Gimnasio, para ellas o para ambos. Luz, teléfono, gas, agua, inmuebles. La mina asume, además, que los jóvenes entre 30 y 40 tienen auto. Así que impuestos del automotor, nafta, cochera, salvo que la casa que alquilan tenga un garage. Además, pueden tener hijos. Pañales, guarderías, elementos para bebés o útiles para los chicos que van a la escuela, dependiendo la edad de los críos, el club o cualquier actividad de esparcimiento, y miles de etcéteras.
Luego de todo eso, esta mina pretende “robustecer los ahorros para el pago inicial de una casa” que, por lo menos en Córdoba, no baja de los 80.000 dólares, y como un regalo. Esto es 320.000 pesos, monedas más, monedas menos. O sea que los jóvenes de entre 30 y 40 que quieran pagar un porcentaje de la “vivienda” con recursos genuinos y no con el dinero que alguno pudo haber heredado de ese tío que nunca conoció pero que lo puso muy feliz por su muerte tienen que juntar, aproximadamente, 64.000 pesos, después de hacer frente a los gastos previamente enumerados (si en nuestro país hubiese crédito hipotecario, cubriría el 80 por ciento del valor de la casa, al menos eso es lo normal). Después de conseguir ese fangote, deberán conseguir un crédito por los 256.000 pesos restantes, no es que ya tienen la casa.
En definitiva, la tilinga esta o nos miente como unos salames, o  escribe porque está al pedo en su casa: su marido trabaja y gana mucho y ella tiene lavandera, cocinera, planchadora, niñera y ama de llaves. Y para matar el tiempo, traslada su rica experiencia de vida a los ciudadanos del mundo, aprovechando Internet, dándonos consejos sobre cómo administrar nuestros recursos, como si todos viviésemos en la casa de Barbie.

No hay comentarios: