
Las informaciones brindadas por los medios de comunicación tienen sus claves y sus secretos. Uno de ellos es la fuente, es decir, de dónde proviene la noticia, quién la dio a conocer, qué intereses tiene.
Un ejemplo clarificador: una universidad alemana o francesa publica un estudio según el cual el país más seguro de latinoamérica para “hacer negocios” es, por ejemplo, Colombia. Algunos medios colombianos, en especial aquellos que defienden teorías liberales como el librecomercio y la eliminación de los impuestos aduaneros, saltarán de alegría al constatar que su país es excelente para hacer negocios, según una prestigiosa universidad europea.
Sin embargo, uno, como público en general, debe estar atento a la fuente. Entonces, en el caso de la universidad europea, nos preguntamos, ¿para quiénes publica el informe la universidad europea?, ¿para los ciudadanos colombianos o los empresarios del Viejo Continente? La respuesta es sencilla, y nos encamina hacia el quid de la cuestión: si la universidad europea realizó el estudio para los empresarios europeos, entonces ¿qué entiende por “seguridad” para hacer negocios?
La respuesta no requiere demasiada elaboración: para esa universidad, hacer buenos negocios significa que sus contribuyentes (en el caso de las públicas) o aportantes (en el caso de las privadas) podrán invertir, multiplicar rápidamente las ganancias y llevarse ese superávit sin barreras que lo impidan.
Otro ejemplo clave sobre la fuente se registró en la Argentina, con la visita del funcionario estadounidense Arturo Valenzuela. Con declaraciones altisonantes, Valenzuela se quejó porque en nuestro país no hay “seguridad jurídica” para que las empresas estadounidenses inviertan. La expresión “seguridad jurídica” evidentemente está de moda porque no es la primera vez que la escuchamos en nuestro país. Sin embargo, a juzgar por quiénes lo dicen, tiene un significado muy claro.
Otra vez con las preguntas de rigor: ¿a quiénes representa Valenzuela, a los argentinos o a los estadounidenses?, ¿qué intereses defenderá entonces Valenzuela? Por lo tanto, cuando pronuncia el concepto de seguridad jurídica, ¿se refiere a seguridad jurídica para los argentinos o seguridad jurídica para los estadounidenses?, y la última, ¿qué cuernos es la seguridad jurídica? Depende del punto de vista, para Valenzuela, seguridad jurídica es la Argentina de 1996.
Valenzuela se refiere a un época de la convertibilidad en la cual el consumo aún era elevado y las barreras aduaneras no existían, entonces el dinero entraba y salía con mucha fluidez y permitía a los empresarios extranjeros, otra vez, llevarse lo que invirtieron más lo que ganaron sin barreras que lo impidan.
Valenzuela y la universidad europea afirman entonces que gracias a esa seguridad jurídica para hacer negocios un país en vías de desarrollo podrá integrarse al mundo porque elimina las barreras comerciales y se introduce de lleno en la globalización. Sin embargo, omiten un dato fundamental: ¿cuánto dinero entra a ese país y cuánto dinero sale?
La explicación es simple: si yo pongo diez pesos en un país equis y recupero ocho, perdí dinero y mi inversión no fue buena. Ahora bien, si yo pongo diez y gano 20, entonces mi inversión fue excelente. En un país que defiende sus intereses, de esos 20 que gané (10 recuperados de la inversión y diez de ganancia neta) debería dejar por lo menos 15 ó 17, entre impuestos y reinversión, porque no me conviene sacarlo del país. Pero en un país con “seguridad jurídica para hacer negocios” a la medida de las potencias occidentales, yo me llevaría lo que invertí más la plusvalía que obtuve a mi rancho de Texas. Toda una ganga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario