
Una frase cargada de sabiduría afirma que la realidad supera a la ficción, es decir, que ni la más imaginativa mente creadora puede siquiera igualar los hechos que ocurrieron y aún ocurren en la vida real. Para apoyar este concepto, sería bueno hurgar en todas las obras literarias y cinematográficas para averiguar si algún escritor pudo unir en una trama a la CIA, la logia Propaganda Due (P2), el gobierno italiano, el Vaticano, el papa Juan Pablo I, la Red Gladio, el Banco Ambrosiano, las acciones paramilitares apoyadas por Estados Unidos, la lucha contra el comunismo en la Guerra Fría, Francis Ford Cóppola, golpes de Estado y la mafia italiana, entre otros.
Aunque todos estos actores parecen imposibles de unir entre sí, una extraña trama que nos brindó la historia reciente atenta contra la lógica al mencionar un solo nombre: Roberto Calvi, muerto en circunstancias dudosas el 18 de junio de 1982; hace 25 años. Más conocido como el Banquero de Dios, Calvi fue la cabeza visible del Banco Ambrosiano, cuyo accionista mayoritario es nada menos que el Vaticano.
La película comienza el día que Calvi fue hallado sin vida, colgado del puente Blackfriars, de Londres. Inmediatamente, los investigadores cerraron el caso bajo el rótulo de suicidio, pero las dudas no se aclararían nunca. Allí fue cuando comenzaron a tejerse todo tipo de teorías que tenían un comienzo en común: Calvi había sido asesinado. Más de 20 años después, la reapertura del caso y una nueva autopsia sobre el cuerpo del banquero demostraron que éste no podría haberse quitado la vida, pues su cuello no presentaba las lesiones que suelen tener aquellos que deciden ahorcarse.
En el medio, comenzaron a descubrirse las conexiones que Calvi tenía con los sectores más poderosos del mundo y, por lo tanto, la gran cantidad de secretos que conocía, cuestión que lo convertía en alguien que sabía demasiado.
En algunas ocasiones, para explicar algunos hechos es mejor remontarse al pasado. En este caso a la post guerra y el inicio de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban el mundo y en Occidente comunismo era una mala palabra; a tal punto que todos los esfuerzos estaban orientados a acabar con la amenaza que crecía tras la cortina de hierro. Para ello, minaron el mundo de movimientos orientados a proteger el capitalismo, y en Europa hicieron centro en Italia, donde el Partido Comunista Italiano (PCI) era el más popular del país y había grupos más extremos, como las Brigadas Rojas, que también pregonaban por el marxismo. Este contexto llevó a la CIA a operar con fuerza en Roma y a encontrar un aliado fundamental en el Vaticano y la logia P2, a la cual pertenecía el propio Calvi. La logia se encargaría de infiltrar a sus integrantes en todo los estamentos del Estado, mientras el Banco Ambrosiano haría lo propio con el lavado de dinero para subvencionar campañas para mantener el sistema, tales como golpes de Estado, lucha antiguerrillera y atentados que luego serían adjudicados a grupos de izquierda. La mafia, en tanto, se encargaba del trabajo sucio, como limpiar Sicilia de comunistas o asesinar personalidades. Y en el medio, Calvi, director de la entidad crediticia y prominente integrante del grupo secreto. Definitivamente, un hombre que sabía demasiado. Según esta teoría, la mafia efectivamente estuvo implicada con el asesinato del banquero, pero no por una deuda sino por un encargo superior; el mismo que estuvo relacionado con el deceso de Juan Pablo I. Este hecho no sólo llegó a los investigadores periodísticos, sino al cine, con la película El Padrino III, en la cual el mítico mafioso Michael Corleone estaba mezclado con toda esta trama siniestra, obviamente, nunca declarada.
Pero volviendo a la trama de la película, lo cierto es que toda la red de corrupción y las relaciones ilegales saltarían por los aires con la quiebra del Banco Ambrosiano y la muerte de Juan Pablo I.
La P2 y la CIA
La P2 fue fundada por Licio Gelli, un empresario textil que anteriormente había luchado contra las fuerzas Republicanas en España, luego fue reclutado por las SS nazis para terminar recalando en la CIA. Gracias a su logia, Gelli fundó una base de poder increíble, que incluso llegó hasta Sudamérica, y estuvo relacionado con cuanto acto ilícito y conspirativo haya ocurrido en Italia. Tenía el poder de derrocar gobiernos, organizar atentados, favorecer el escape de nazis hacia otros países (la Argentina incluida) y todo bajo el ojo observador de la inteligencia norteamericana, a la cual le convenía tener a un hombre de esas características en Europa para mitigar el avance del comunismo en el continente y del PCI en Italia. Uno de sus más importantes colaboradores era Michele Sindona, miembro relevante de la logia, banquero de la Cossa Nostra desde 1957 y consejero financiero del Vaticano. A través de las finanzas del Vaticano –el Banco Amrosiano- se tejió una amplia red de lavado de dinero para llevar a cabo las actividades ilícitas de la CIA. Allí es donde entraba en juego Calvi, quien apadrinado por Sindona lograría una meteórica carrera en el banco de la Santa Sede hasta convertirse en su director. Esta posición que parecía de privilegio, en realidad era un lugar harto complicado, pues Calvi estaba al tanto absolutamente de todas estas actividades. La reacción en cadena que disparó la quiebra fraudulenta del Ambrosiano arrastró consigo a Sindona, quien fue enjuiciado en Estados Unidos y luego extraditado a Italia, donde moriría de un aparente infarto, que para muchos se trató de cianuro. Esta circunstancia también se llevó a Gelli, otro que fue investigado y a quien le secuestraron documentos secretos de la P2 que incriminaban a todo el aparato político italiano, excepto a los miembros del PCI, claro. Pero Gelli, el dueño de todo el circo, pudo evitar la cárcel e incluso continuó con su actividad en los últimos años de la Guerra Fría, a punto tal que estaría relacionado con un atentado en Bolonia, en 1980, que acabó con la vida de 85 personas, y con el ataque que casi acaba con la vida de Juan Pablo II en 1981. Ambos hechos fueron atribuidos a grupos comunistas y, por el primero de ellos, Gelli fue encarcelado pero luego sería beneficiado con la libertad provisional por sus problemas de salud.
En este extraño y confuso rompecabezas es donde entra Calvi, quien como buen director quedó seriamente implicado en la quiebra del banco, por la que fue detenido el 20 de mayo de 1981, apenas siete días después de que la policía descubriese los documentos secretos en propiedad de Gelli. El hecho de ser un hombre que tenía su base de poder en el puesto que ocupaba, pero que en realidad era sólo el representante de un orden superior (Gelli, la CIA, etcétera), lo convertía en un hombre muy peligroso para sus superiores, pues sabía mucho y estaba en manos de la Justicia. Así fue como un año después de ser condenado y puesto en libertad bajo fianza, Calvi vuela a Londres. Hay sospechas de que busca ayuda en una logia de Londres, a la que decía pertenecer y a la que atribula poderosas influencias financieras. Sea corno fuere, su cadáver fue hallado colgado de un puente londinense, con los bolsillos repletos de piedras.
20 años no es nada
Casi 24 años después del deceso de Calvi y a pocos días de conocerse el fallecimiento de Juan Pablo II, el diario La Reppublica afirmaba: “el ex cajero de la mafia Pippo Calo, el negociante Flavio Carboni y su amiga Manuela Kleinzig así como el jefe de la banda Magliana, Ernesto Diotavelli, han sido enviados a juicio para responder por el asesinato del presidente del Banco Ambrosiano Roberto Calvi”.
Si esta película fuera de ficción y filmada en Hollywood –donde todos los finales son felices- los acusados serían hallados culpables como los autores materiales del hecho, como mafiosos, es decir, el brazo ejecutor de una trama que si no formara parte de la realidad, sería imposible de creer.
Berlusconi, la continuidad
Pero, como todo éxito hoolywoodense, la película de Gelli, Calvi y compañía tiene su continuidad con el ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. En efecto, para todos aquellos despistados que creyeron que la influencia de la P2 acabó con el bueno de Licio, es bueno contarles que Il Cavalieri se inscribió en la logia el 26 de enero de 1978 con el número de carné 1816 y a los pocos años concretó un empinado ascenso como empresario, más tarde devenido en político, gracias a los créditos para sus negocios provenientes de la Banca Nazionale del Lavoro y del Monte dei Paschi di Siena, además de ser un férreo defensor de los principios más ultraconservadores del capitalismo y el catolicismo. Otra vez, los bancos, la Iglesia y el poder.
Aunque todos estos actores parecen imposibles de unir entre sí, una extraña trama que nos brindó la historia reciente atenta contra la lógica al mencionar un solo nombre: Roberto Calvi, muerto en circunstancias dudosas el 18 de junio de 1982; hace 25 años. Más conocido como el Banquero de Dios, Calvi fue la cabeza visible del Banco Ambrosiano, cuyo accionista mayoritario es nada menos que el Vaticano.
La película comienza el día que Calvi fue hallado sin vida, colgado del puente Blackfriars, de Londres. Inmediatamente, los investigadores cerraron el caso bajo el rótulo de suicidio, pero las dudas no se aclararían nunca. Allí fue cuando comenzaron a tejerse todo tipo de teorías que tenían un comienzo en común: Calvi había sido asesinado. Más de 20 años después, la reapertura del caso y una nueva autopsia sobre el cuerpo del banquero demostraron que éste no podría haberse quitado la vida, pues su cuello no presentaba las lesiones que suelen tener aquellos que deciden ahorcarse.
En el medio, comenzaron a descubrirse las conexiones que Calvi tenía con los sectores más poderosos del mundo y, por lo tanto, la gran cantidad de secretos que conocía, cuestión que lo convertía en alguien que sabía demasiado.
En algunas ocasiones, para explicar algunos hechos es mejor remontarse al pasado. En este caso a la post guerra y el inicio de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban el mundo y en Occidente comunismo era una mala palabra; a tal punto que todos los esfuerzos estaban orientados a acabar con la amenaza que crecía tras la cortina de hierro. Para ello, minaron el mundo de movimientos orientados a proteger el capitalismo, y en Europa hicieron centro en Italia, donde el Partido Comunista Italiano (PCI) era el más popular del país y había grupos más extremos, como las Brigadas Rojas, que también pregonaban por el marxismo. Este contexto llevó a la CIA a operar con fuerza en Roma y a encontrar un aliado fundamental en el Vaticano y la logia P2, a la cual pertenecía el propio Calvi. La logia se encargaría de infiltrar a sus integrantes en todo los estamentos del Estado, mientras el Banco Ambrosiano haría lo propio con el lavado de dinero para subvencionar campañas para mantener el sistema, tales como golpes de Estado, lucha antiguerrillera y atentados que luego serían adjudicados a grupos de izquierda. La mafia, en tanto, se encargaba del trabajo sucio, como limpiar Sicilia de comunistas o asesinar personalidades. Y en el medio, Calvi, director de la entidad crediticia y prominente integrante del grupo secreto. Definitivamente, un hombre que sabía demasiado. Según esta teoría, la mafia efectivamente estuvo implicada con el asesinato del banquero, pero no por una deuda sino por un encargo superior; el mismo que estuvo relacionado con el deceso de Juan Pablo I. Este hecho no sólo llegó a los investigadores periodísticos, sino al cine, con la película El Padrino III, en la cual el mítico mafioso Michael Corleone estaba mezclado con toda esta trama siniestra, obviamente, nunca declarada.
Pero volviendo a la trama de la película, lo cierto es que toda la red de corrupción y las relaciones ilegales saltarían por los aires con la quiebra del Banco Ambrosiano y la muerte de Juan Pablo I.
La P2 y la CIA
La P2 fue fundada por Licio Gelli, un empresario textil que anteriormente había luchado contra las fuerzas Republicanas en España, luego fue reclutado por las SS nazis para terminar recalando en la CIA. Gracias a su logia, Gelli fundó una base de poder increíble, que incluso llegó hasta Sudamérica, y estuvo relacionado con cuanto acto ilícito y conspirativo haya ocurrido en Italia. Tenía el poder de derrocar gobiernos, organizar atentados, favorecer el escape de nazis hacia otros países (la Argentina incluida) y todo bajo el ojo observador de la inteligencia norteamericana, a la cual le convenía tener a un hombre de esas características en Europa para mitigar el avance del comunismo en el continente y del PCI en Italia. Uno de sus más importantes colaboradores era Michele Sindona, miembro relevante de la logia, banquero de la Cossa Nostra desde 1957 y consejero financiero del Vaticano. A través de las finanzas del Vaticano –el Banco Amrosiano- se tejió una amplia red de lavado de dinero para llevar a cabo las actividades ilícitas de la CIA. Allí es donde entraba en juego Calvi, quien apadrinado por Sindona lograría una meteórica carrera en el banco de la Santa Sede hasta convertirse en su director. Esta posición que parecía de privilegio, en realidad era un lugar harto complicado, pues Calvi estaba al tanto absolutamente de todas estas actividades. La reacción en cadena que disparó la quiebra fraudulenta del Ambrosiano arrastró consigo a Sindona, quien fue enjuiciado en Estados Unidos y luego extraditado a Italia, donde moriría de un aparente infarto, que para muchos se trató de cianuro. Esta circunstancia también se llevó a Gelli, otro que fue investigado y a quien le secuestraron documentos secretos de la P2 que incriminaban a todo el aparato político italiano, excepto a los miembros del PCI, claro. Pero Gelli, el dueño de todo el circo, pudo evitar la cárcel e incluso continuó con su actividad en los últimos años de la Guerra Fría, a punto tal que estaría relacionado con un atentado en Bolonia, en 1980, que acabó con la vida de 85 personas, y con el ataque que casi acaba con la vida de Juan Pablo II en 1981. Ambos hechos fueron atribuidos a grupos comunistas y, por el primero de ellos, Gelli fue encarcelado pero luego sería beneficiado con la libertad provisional por sus problemas de salud.
En este extraño y confuso rompecabezas es donde entra Calvi, quien como buen director quedó seriamente implicado en la quiebra del banco, por la que fue detenido el 20 de mayo de 1981, apenas siete días después de que la policía descubriese los documentos secretos en propiedad de Gelli. El hecho de ser un hombre que tenía su base de poder en el puesto que ocupaba, pero que en realidad era sólo el representante de un orden superior (Gelli, la CIA, etcétera), lo convertía en un hombre muy peligroso para sus superiores, pues sabía mucho y estaba en manos de la Justicia. Así fue como un año después de ser condenado y puesto en libertad bajo fianza, Calvi vuela a Londres. Hay sospechas de que busca ayuda en una logia de Londres, a la que decía pertenecer y a la que atribula poderosas influencias financieras. Sea corno fuere, su cadáver fue hallado colgado de un puente londinense, con los bolsillos repletos de piedras.
20 años no es nada
Casi 24 años después del deceso de Calvi y a pocos días de conocerse el fallecimiento de Juan Pablo II, el diario La Reppublica afirmaba: “el ex cajero de la mafia Pippo Calo, el negociante Flavio Carboni y su amiga Manuela Kleinzig así como el jefe de la banda Magliana, Ernesto Diotavelli, han sido enviados a juicio para responder por el asesinato del presidente del Banco Ambrosiano Roberto Calvi”.
Si esta película fuera de ficción y filmada en Hollywood –donde todos los finales son felices- los acusados serían hallados culpables como los autores materiales del hecho, como mafiosos, es decir, el brazo ejecutor de una trama que si no formara parte de la realidad, sería imposible de creer.
Berlusconi, la continuidad
Pero, como todo éxito hoolywoodense, la película de Gelli, Calvi y compañía tiene su continuidad con el ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. En efecto, para todos aquellos despistados que creyeron que la influencia de la P2 acabó con el bueno de Licio, es bueno contarles que Il Cavalieri se inscribió en la logia el 26 de enero de 1978 con el número de carné 1816 y a los pocos años concretó un empinado ascenso como empresario, más tarde devenido en político, gracias a los créditos para sus negocios provenientes de la Banca Nazionale del Lavoro y del Monte dei Paschi di Siena, además de ser un férreo defensor de los principios más ultraconservadores del capitalismo y el catolicismo. Otra vez, los bancos, la Iglesia y el poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario