jueves, 19 de junio de 2014

Diez gigantes de la contaminación

La conciencia sobre los efectos devastadores de lo que conocemos como civilización sobre el medio ambiente ha modificado un paradigma histórico bajo el cual se desarrolló la humanidad: ya no tenemos que conquistar a la naturaleza, sino protegerla.

El cambio obedece a una creciente conciencia ecológica que plantea el cuidado del planeta y para ello propone algunas ideas sueltas a las que todavía les falta pegamento (nosotros, los burros, seguimos esperando una verdadera doctrina ecológica que haga viable un sistema que proteja el planeta... intelectuales del mundo, ¡teléfono!).
Sin embargo, de momento, hay una enorme hipocresía detrás del cuidado del planeta, pues no supera la fase proclamativa. Por un lado estamos nosotros, los seres humanos simples y de a pie, que proclamamos nuestro activismo pero somos presas de un consumismo desenfrenado (aviso: los productos que compramos son materia, y la materia sale de la explotación del planeta). Por el otro, gobiernos e intelectuales: mientras el mundo se rija bajo la relación consumo-producción, no habrá planeta que aguante, puesto que la producción se desarrolla a través de la explotación del planeta. Y por último, las empresas, que gastan fortunas en difundir mensajes amigables y regalar guita a fundaciones, pero en los hechos hacen poco o directamente no hacen nada.
La ONG Oxfam publicó recientemente el informe “De brazos Cruzados” sobre la contaminación que provocan las diez empresas de alimentación y bebidas más grandes del mundo.
Según Oxfam, si Associated British Foods, Coca Cola, Danone, General Mills, Kellogg's, Mars, Mondelez International, Nestlé, PepsiCo y Unilever fuesen un país, estarían en el puesto 25º de los países más contaminantes. ¡Y estamos hablando sólo de las empresas que producen alimentos y bebidas!
Juntas, las diez grandes, como las denomina el informe, emiten 263,7 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. “Del total de las emisiones, aproximadamente la mitad proceden de la producción de materiales agrícolas en sus cadenas de suministro. No obstante, los objetivos de reducción fijados por las empresas no incluyen estas emisiones. Así, Oxfam considera que las empresas están siendo especialmente negligentes en relación a las emisiones agrícolas”, aseguró el documento.
Ante este escenario, las diez grandes “deberían ser capaces de reducir sus emisiones combinadas en 80 millones de toneladas más para 2020”. Para tener una noción, una analogía que ayudará bastante: esa reducción equivaldría a sacar de circulación todos los vehículos de Los Ángeles, Pekín, Londres y Nueva York. O sea, el cambio debe ser mayúsculo y urgente.


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