El potencial o condicional simple
superó la condición de tiempo verbal para transformarse en el mejor
amigo del periodismo, o al menos uno de ellos.
Su principal característica, la
indefinición, es acaso la razón de su alianza amistosa con el
periodismo, porque no hay nada más útil para un periodista que un
futuro indefinido.
Bajo el ejemplo de Pablo clavó un
clavo (cuando era chico, el trabalenguas decía Pablito, así que
asumo que Pablito creció conmigo, y por lo tanto ya es Pablo), puede
encontrarse un hecho periodístico.
Lo que se sabe es que Pablo clavó un
clavo, no hay más datos. Un periodista que llegó rápido, en el
momento de los hechos, tendrá una primicia, y dirá: Pablo está
clavando un clavo. Pero este puede perder con uno que recibió un
dato certero: Pablo clavará un clavo tal día, a tal hora y en tal lugar.
Uno que recogió la noticia de que
Pablo terminó su trabajo, dirá: Pablo clavó un clavo. Y otro que
no conoce el final, dirá: al cierre de esta edición, Pablo estaba
clavando un clavo.
Pero hay uno más, que tiene los mismos
datos que sus colegas, pero que cuenta con el arma secreta: el
potencial simple.
La sola utilización de un tiempo
verbal le permitirá armar una nota mucho más interesante, que
atraerá a más lectores u oyentes o telespectadores o internautas, da
igual. El caso es que tiene la llave para atraer más atención.
Este periodista dirá que Pablo clavó un clavo, y
ese clavo habría destruido la pared de un orfanato. La pared habría
aplastado a 50 chicos inocentes, que habrían muerto con un terrible sufrimiento.
¿Es lo que pasó? No importa, el
potencial no dice que haya pasado, el potencial dice que podría
haber pasado.
El
potencial, o condicional, entonces, es la herramienta que usa el
periodista para decir todo aquello que sospecha que puede pasar, que
le parece que puede pasar porque así lo entendió después de
analizar los hechos, que alguien le dijo que puede pasar pero que no
es de confianza como para afirmarlo, o simplemente porque quiere cobrar
fama, dando a conocer un hecho que podría haber pasado.
La aberración, entonces, es sólo potencial. El periodista nunca dijo que la pared se cayó y que murieron los 50 chicos; dijo que podría haber pasado.
Pero hay casos en que, además de aberración (o no, porque es potencial), hay ignorancia. Por ejemplo, cuando el periodista dice: los niños del orfanato que habrían muerto convierten a Pablo en un asesino.
La combinación del potencial con el presente es mortífera. Si los niños habrían muerto, quiere decir que el hecho no está confirmado, entonces, ¿por qué Pablo es un asesino?
Pero hay más. El cinismo del periodista no se produce sólo cuando usa el potencial para mencionar hechos que pudieron no haber pasado, sino en el impacto que la noticia tiene en el público.
Normalmente, el receptor de la noticia da a un hecho por hecho. La frase parece obvia, hasta que aparece en escena el potencial. Un hecho que pasó, es un hecho, pero un hecho que podría haber pasado, no lo es. Pese a ello, el receptor lo da por hecho.
La consecuencia entonces es que el público absorbe hechos potenciales como hechos concretos. Y lo peor de todo, es que el periodista encontró la llave para salir indemne: él no transmitió un hecho, transmitió un hecho potencial.
Si el público no sabe entenderlo, problema del público.
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