lunes, 9 de noviembre de 2009

Eran muchos, pero no tantos


La estimación de concurrentes a una protesta siempre fue materia de polémica. Mediante distintos cálculos, más o menos caprichosos, según el caso, el número de personas que asisten a una manifestación varía sustancialmente. La policía dice una cosa, los que están en contra de la marcha otra y los que la organizaron otra diferente.
De hecho, comparar las estimaciones es una útil manera de desnudar las creencias de los comunicadores, muchas veces ocultas en un mar de palabras lindas. Tenemos, por ejemplo, una marcha contra la guerra en Irak en Estados Unidos. Un diario X afirma que marcharon por Washington, no sé, un millón de personas, supongamos. Otro diario, por su parte, nos informa que en esa protesta se hicieron presentes unos 50.000 concurrentes. Será fácil, entonces, determinar que al primer diario le cayó simpática la marcha porque se hizo eco de los datos provenientes de los organizadores, mientras que al segundo medio de comunicación no le gustó nada la convocatoria, y por lo tanto acudió a los sectores contrarios a los organizadores de la manifestación para publicar sus propios números.
Tanta polémica genera el caudal de público en una marcha que ya se inventó un sistema aparentemente efectivo para determinar un número más o menos exacto. En España, una empresa saca fotos aéreas de mucha precisión sobre una columna y luego cuenta las cabezas mediante un cálculo que combina parte manual y parte informática. Ese trabajo, al parecer, reconoce un error del diez por ciento al quince por ciento.
Sin embargo, la manipulación mediática ha superado cómodamente el trabajo de esta firma incómoda porque complica la posibilidad de tergiversar la información a placer.
El 17 de octubre, día de la Lealtad Peronista en la Argentina, los españoles realizaron una “masiva” manifestación en Madrid en contra de un proyecto de ley de aborto. Las distintas informaciones indicaban que aproximadamente 1.500.000 de personas concurrieron a esa protesta en Madrid. El español, el ciudadano español, al unísono, repudiaba con fervor una propuesta del gobierno socialista que impulsa el aborto libre e inconsulto para toda mujer mayor de 16 años con un embarazo de hasta 14 semanas de gestación. La iniciativa se debería discutir antes de fin de año, y por ello el pueblo salió a la calle para ejercer presión.
Lástima que esa presión fue un poquito exagerada. La empresa de la que hablábamos trabajó sobre la marcha del 17 de octubre. De acuerdo a sus cálculos, ese día hubo 55.316 asistentes, con un error de entre el 10 y el 15 por ciento. O sea, exagerando, podría haber unas 65.000 personas. Y lo más curioso fue que el trabajo de la empresa fue difundido por EFE, que es la agencia más importante de España. Entonces, ¿de dónde sacaron todos los medios de comunicación que 1.500.000 acudieron a la marcha? De la policía no, porque para ellos fueron 250.000 asistentes. De la Comuna de Madrid tampoco, aunque estuvieron más cerca. El gobierno municipal del conservador Partido Popular (contrario a la ley, vale aclararlo) dijo que eran 1.200.000 las personas que acudieron a la protesta. Y de los organizadores tampoco, porque fueron más allá: 2.000.000 de personas.
El 1.500.000, entonces, habría surgido de una especie de promedio que, curiosamente, no tomó en cuenta el único conteo basado en algún tipo de cálculo científico y no sentimental. Por el contrario, escuchó voces interesadas en que el clamor antiabortista le gane al pedido abortista. A estas alturas, una especie de Boca – River del embarazo.

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