
La comparación histórica ofrece contradicciones difíciles de justificar. Si programas como TVR, que tienen un archivo limitado, certifican aquél postulado de que nadie resiste al archivo, cuando la búsqueda trasciende las décadas o, incluso, los siglos, la paradoja se torna en aberración. Esclavistas que claman libertad, censores en defensa de la libertad de prensa (ejemplo bastante actual, por cierto), asesinos pacifistas, víctimas transformadas súbitamente en victimarios, débiles devenidos a poderosos o poderosos devenidos en débiles. En fin, los ejemplos y los adjetivos serían eternos. Pero más allá de la vacía enumeración, el postulado inicial tiene una vigencia imborrable e ineludible, incluso para una campaña de prensa.
En Nueva York sucedió el caso que explica toda la introducción. El Consejo de Seguridad de la ONU desarrolló una histórica reunión de presidentes y jefes de Estado. Los mandatarios de los 15 integrantes del máximo organismo ejecutivo de la ONU se reunían en una sala para decir verdades.
Para desburrar un poco, vale la pena explicar que el Consejo de Seguridad es un ente, dentro de Naciones Unidas (ONU) que se encarga de los temas más delicados. Si fuese un sistema de gobierno presidencialista, la Asamblea General sería el Parlamento, a cargo de las cuestiones de fondo y estructurales, y el Consejo el Poder Ejecutivo, llamado a resolver lo urgente, lo que no da tiempo a debate. A modo de ejemplo, la Asamblea nos dice que el bloqueo a Cuba es incorrecto, y el Consejo ordena el envío de tropas a África o le da permiso a Estados Unidos para invadir Afganistán.
Sin embargo, es preciso aclarar, el sistema presidencialista de la ONU funciona defectuosamente. O, mejor, desastrosamente. En principio, por su génesis: en el Consejo hay 15 miembros. Diez de ellos lo integran por un lapso determinado y luego son reemplazados por otro países. Y los otros cinco son miembros permanentes que, entre otras potestades, tienen el derecho de vetar cualquier resolución que adopte el Consejo. Así Estados Unidos anuló sistemáticamente todas las sanciones a Israel, o Rusia demoró las penas contra Irán. Además de los dos mencionados, China, el Reino Unido y Francia son los restantes mosqueteros en esta particular mesa redonda.
Otra de las potestades de los miembros permanentes es el derecho a poseer armas nucleares. Es decir, el derecho legal a poseer armas nucleares. El resto, como India, Pakistán y, se sabe pero no hay pruebas concluyentes, Israel, tienen armas atómicas pero en una especie de limbo legal.
Realizada la rápida y seguramente incompleta explicación, volvemos a lo que nos trae. Decíamos que en un hito histórico, los jefes de Estado de los países que integran el Consejo se reunieron para decir sus verdades y sacarse la foto. Entre esas verdades, y gracias al magnético líder estadounidense Barack Obama, suscribieron un compromiso de reducir los arsenales nucleares.
La medida implica una observación severa a Irán, hoy por hoy uno de los países más malos de esta película porque posee un programa nuclear de dudosa finalidad. Algunos creen que es para tener energía alternativa y otros porque son tan, pero tan malos que quieren construir su propia bomba atómica.
Lo curioso del caso es que dentro de ese Consejo que votó un compromiso tan emblemático se encuentran los únicos cinco países que legalmente poseen armas nucleares. Y entre esos cinco está el que inventó la bomba atómica y el único que la usó, y dos veces, Estados Unidos.
Entonces, la proclama de “liberar al mundo de armas nucleares” debería controlar especialmente a los países que la hicieron posible, Francia, Estados Unidos, el Reino Unido, Rusia y China.
Para establecer una comparación, es como si la Argentina le pidiese a todos los países del mundo que borren el solcito de su bandera, cayendo en la cuenta que quizá la única que tiene una bandera con solcito es la Argentina.
Toda una curiosidad. O, más bien, una aberración, que si nos agarra con las defensas bajas capaz que vamos al Patio Olmos para aplaudirla.
1 comentario:
Como siemre Pato, impeclable el analisis. Segui asi!
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