jueves, 31 de mayo de 2007

Enemigos íntimos



"La necesidad tiene cara de hereje", fue el lema de Estados Unidos en las negociaciones sobre Irak realizadas el lunes con Irán. Porque, para la Casa Blanca, negociar con su declarado enemigo no es otra cosa que una herejía, o una concesión que demuestra lo grave de la situación en Irak y la imposibilidad de Estados Unidos para paliar la crisis iraquí. Desde un principio, Washington miró con recelo la posición iraní, que estaba esperando la caída de Saddam Hussein para promover un gobierno chiita bajo los preceptos del Islam. El peligro de que eso ocurriera tomó forma luego de las elecciones iraquíes, ya que ganó precisamente el partido chiita proiraní. En ese entonces, en Estados Unidos se encendieron todas las alarmas ante la posibilidad de un crecimiento del poderío iraní. Durante tres años, la Casa Blanca se rehusó a aceptar la participación de Irán; por el contrario, acusó a Teherán en varias ocasiones de entrenar guerrilleros chiitas iraquíes para favorecer la desestabilización del país árabe. Si a eso le agregamos que hasta el propio George W. Bush admitió alguna vez que Irán era el próximo objetivo armado norteamericano, esta solicitud de ayuda asoma como descabellada. Pero no lo es tanto, si tenemos en cuenta el caos absoluto en el que está sumido Irak y que efectivamente la República Islámica puede hacer más al respecto que Estados Unidos. Porque el 60 por ciento de la población iraquí es chiita, la misma confesión que reina en Teherán, y de todos esos chiitas la gran mayoría ve con buenos ojos la instauración de un gobierno similar al iraní. Entonces, atendiendo lo socavada que está la imagen norteamericana en Irak, y la insistencia de Irán para participar en la reconstrucción del país árabe, un encuentro de este tipo estaba al caer, aunque en sí mismo represente una traición para el gobierno neoconservador norteamericano. Porque, en efecto, la reunión de más alto nivel llevada a cabo entre los dos países desde la revolución llevada a cabo por el Ayatollah Khomeini significó un desesperado pedido de ayuda norteamericano, vaya a saber a cambio de qué, claro, porque es difícil pensar que Irán hará algo gratuitamente. Por el contrario, seguramente exigirá la posibilidad de una mayor influencia en la región, como el entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes, uno de los ofrecimientos concretos de la República Islámica. De todos modos, Washington advirtió en varias ocasiones que el hecho de haber cedido en Irak no significa que las relaciones entre los dos países cambiarán en un futuro inmediato, y mucho menos que suspenderá su ofensiva, por ahora, diplomática por el programa nuclear iraní.Las cartas ya están echadas. Ante lo evidente de los resultados, Estados Unidos debió hacer una nueva concesión ante un enemigo declarado, circunstancia que demuestra una vez más que la Guerra Global contra el Terrorismo lanzada por Bush está en un coma terminal.

miércoles, 30 de mayo de 2007

El misterio del cigarrillo en las paradas de los colectivos



La vida en las ciudades presenta situaciones que si bien forman parte de la cotidianeidad no por ello dejan de ser misterios sin resolver. Hechos que parecen simples, pero que en realidad no se ajustan a ninguna lógica y huyen de cualquier estudio que un especialista pueda realizar sobre ellos. Un modesto intento para explicarlos fueron las ya célebres leyes de Murphy, pero el error en este caso es que parte del concepto “el mundo gira alrededor de uno mismo”, y todos sabemos que no es así, sino que en realidad intervienen fuerzas mucho más poderosas que uno mismo.
Durante muchos años la ciudad de Córdoba fue la cuna de investigaciones sobre la vida cotidiana y sus misterios. Cuna de una gran cantidad de científicos debido a su importante población universitaria, en muchos casos los estudios iniciados en Córdoba atrajeron incluso a ilustres nombres de otros lares, generalmente de Europa.
Uno de los más llamativos surgió gracias a una ley que prohibía fumar en lugares cerrados. La nueva ola antifumadores fue sorprendentemente respetada en la ciudad, pero cambió la escenografía de la urbe, pues si uno caminaba apenas unos metros podía observar a muchas personas salir rápidamente de un lugar cerrado para prender un cigarrillo. De hecho, poco tiempo después la mayoría de la gente que caminaba estaba fumando, como para calmar el vicio antes de ingresar a cualquier lugar.
La ley en realidad desnudó un misterio que se produjo por años en todas partes del mundo pero que nunca quedó tan en evidencia como en Córdoba. Un misterio que resulta casi imposible de explicar: el cigarrillo y los colectivos.
Como la restricción impedía fumar en lugares cerrados, en los trabajos no se podía prender un cigarrillo. Por tal motivo, los fumadores esperaban a que terminase su jornada laboral para saciar su vicio, situación que generalmente se daba en las paradas de los colectivos. Miles de personas fumaban mientras esperaban su transporte, pero se encontraban con el desencanto de no poder terminar sus respectivos cigarrillos porque, como por arte de magia, enseguida aparecía un autobús.
La noticia comenzó a regarse a toda velocidad en Córdoba y no faltaban personas que alentaban a los transeúntes que esperaban un colectivo a que prendiesen un cigarrillo. “No tiene ganas de fumar señor, es que estoy esperando hace media hora el N4 y tengo mucho apuro”, susurraban algunas mujeres a aquellos con pinta de fumadores (bigotes manchados, dientes amarillos, tos recurrente).
Por supuesto, y como era de esperarse, poco tiempo después especialistas de todos los colores comenzaron a investigar el fenómeno. Urbanistas, médicos, arquitectos, adivinos, alquimistas y charlatanes medían, observaban y repetían los recorridos una y otra vez para darle una explicación más o menos coherente al fenómeno. Pero no lo lograban.
Quienes se subían a un colectivo no percibían ningún cambio en el recorrido, y tampoco observaban modo alguno de detectar si había alguien fumando en una parada. Los que esperaban, tampoco podían determinar movimientos extraños en el tránsito generados por el aroma del cigarrillo. Incluso, varios científicos trabajaban en equipo; uno viajaba en el autobús y otros se apostaban en las paradas para encender un cigarrillo, pero no pudieron averiguar nada. La única certeza era que nadie podía fumar un cigarrillo completo sin que apareciese un colectivo. Ni siquiera en horarios nocturnos, en los que supuestamente no había servicio.
Así fue que aparecieron explicaciones de todo tipo. Los astrólogos sostenían que el humo afectaba la undécima luna de Júpiter y ésta variaba de modo imperceptible el tiempo. Los religiosos afirmaban que Dios cuidaba a sus corderos y modificaba el tiempo y el espacio para que la gente fume menos. Los médicos señalaban que los fumadores perdían capacidad pulmonar y, por lo tanto, cada vez tardaban más para terminar un cigarrillo. Incluso, algunos de ellos se animaron a aseverar que después de 20 años, una persona podía tardar un año y medio para fumar un cigarrillo. Los matemáticos, simplemente explicaban que una persona promedio tardaba entre cinco y siete minutos para terminar un cilindro de tabaco, tiempo suficiente como para que aparezca un colectivo. Esta hipótesis fue rápidamente desechada atendiendo al desastroso servicio del servicio de transporte urbano cordobés.
Uno de estos expertos, el filósofo húngaro Ferenc Takátsy, señaló que en realidad el misterio se develaba a partir de la energía. En efecto, Takátsy explicó que el aroma del tabaco generaba un frente de energía que atraía a los colectivos como un trozo jugoso de carne a un perro. Claro que esta atracción era absolutamente imperceptible para el ser humano, que continuaba si vida, fumando o no, sin darse cuenta del fenómeno.
Otra teoría desarrollada por la médium Mathilda afirmaba que todos los espectros que habían muerto de un cáncer al pulmón provocado por el cigarrillo empujaban al mismo tiempo a los colectivos para que éstos aceleraran y no permitieran a los fumadores aspirar tanto humo nocivo. Para sostener su afirmación, Mathilda mostró imágenes del Concejo Deliberante cordobés, en las cuales se observaban misteriosos brazos levantados cuando se votó la ley de “Córdoba libre de humo”.
Así pasaron cientos de especialistas que, cada uno desde su área, intentaba dar una explicación sobre el fenómeno. Pero, ante la imposibilidad de hallar una respuesta satisfactoria, la población fue perdiendo interés en el tema y los científicos, uno a uno, abandonaron la ciudad o bien regresaron a sus habituales tareas, como hallar una cura para el cáncer y todas esas cursilerías.
Lo cierto es que los fumadores continuaron sin poder saciar sus ansias mientras esperan el colectivo, en un hecho que hoy y por siempre será un misterio de la vida en la ciudad.

martes, 29 de mayo de 2007

Hombre del renacimiento



Un 15 de abril, 554 años atrás, nacía el polifacético Leonardo da Vinci

Homo universalis

El 15 de abril de 1452 nacía en Vinci uno de los personajes más particulares y, según los entendidos, tal vez la persona más brillante de la historia de la humanidad: Leonardo da Vinci. Pintor, escultor, ingeniero, arquitecto, físico, biólogo, filósofo, geómetra, botánico, modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de cocina, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador de jardines, decorador de interiores, urbanista y fundidor, entre otras yerbas, cuesta entender cómo una persona pudo hacer tanto en una sola vida. Capaz de pintar la Gioconda, inventar el helicóptero o el cañón, este polifacético hombre despertó pasiones en los investigadores posteriores, al punto que su propia vida es una incógnita, principalmente por la cantidad de conjeturas que se sacan de ella. Sus detractores lo acusan de pederasta, otros lo adoran como el mayor genio que la historia ha dado y otros inclusive le endilgan la presidencia de una sociedad secreta creada para ocultar la identidad de la esposa de Cristo.

Pequeña biografía

Lo cierto es que Leonardo era hijo de ilegítimo de un notario florentino y posteriormente se trasladó a Florencia para asistir al taller de Andrea del Verrocchio, donde se inicia en diversas actividades, desde la pintura hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce. Hacia 1476 es acusado de pederastía y seis años después, ya como un artista reconocido, partirá a Milán como embajador de Florencia, donde trabajará para Ludovico Sforza, duque de esa ciudad italiana. Para lograr la aceptación de Sforza, Da Vinci le escribió una carta en la cual ofrecía sus servicios en pintura, escultura y arquitectura, pero también afirmaba que podía construir un puente portátil, que conocía las técnicas para realizar bombardeos (el cañón) y hasta era capaz de fabricar barcos de guerra y otras armas utilizables en un conflicto armado. En Milán también creó una de sus obras más conocidas: La última cena, pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie. Invadida Milán por los franceses, Leonardo retornó a Florencia a trabajar para el duque de Romania, César Borgia. Durante su segundo período florentino se abocó más a trabajos de ingeniería, realizó esa actividad durante la guerra con Pisa, pero también hizo un lugar para el arte; pintó La Gioconda (1503 - 1506). Posteriormente regresó a Milán al servicio del gobernador francés Carlos II Chaumont, mariscal de Amboise. Un año después lo nombraron pintor de la corte de Luis XII de Francia, que residía en la ciudad italiana. Durante los seis años siguientes pasó su tiempo entre Milán y Florencia. Desde 1514 a 1516 Leonardo vivió en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano de Medici, hermano del papa León X. Se alojaba en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, ocupándose fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos. En 1516 fue a vivir en Francia, a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, cerca de Amboise. Allí falleció el 2 de mayo de 1519.

El mito

Para quienes creen que el amarillismo nació con la televisión basta con leer a los biógrafos de Leonardo da Vinci. Es que la enigmática vida privada del genio despertó tanta o más curiosidad –y estudios al respecto- que su inmensa obra artística y científica. A partir de elucubraciones y análisis tanto de lo que hacía cotidianamente como de sus trabajos se conjeturaron infinidad de posibilidades que describirían más bien a un hombre con múltiples personalidades que a un polifacético artista y científico. Tal vez fue las dos cosas, pero tal vez no. Lo concreto es que muchos creen a Da Vinci homosexual, principalmente por el hecho de que nunca se casó ni tuvo hijos y por las aparentemente íntimas relaciones que mantenía con sus aprendices, principalmente Salai. Inclusive se llegó a señalar que por su orientación sexual estuvo cerca de caer en la Inquisición. Otra presunción estaba relacionada con su carácter. A juzgar por la gran cantidad de obras inacabadas –no terminó ninguno de sus trabajos escultóricos-, podría anticiparse que no era fácil tratar con el genio. También hay certezas sobre sus costumbres culinarias: era vegetariano. Algunos de sus escritos calificaban a los omnívoros como “devoradores de cadáveres”.
Desde el enorme éxito del libro de Dan Brown, el Código da Vinci, la posibilidad de que Leonardo haya estado relacionado con el Priorato de Sión –organización que bien podría no existir-, encargado de proteger la verdad sobre Cristo, apasiona a miles en el mundo. De allí tal vez la inteligencia de Brown sobre la introducción del misterioso pero archiconocido artista en su obra.

El genio

Independientemente de sus actividades íntimas o de si realmente creía que Jesús estaba casado, lo que quedará por siempre son sus cualidades en el plano profesional, llámese científico o artístico. Da Vinci fue un innovador, un hombre que revolucionó múltiples campos con una voracidad que roza con lo increíble. Por momentos, cuando se estudia su obra, pareciera que se trataba de varias personas. Una de sus grandes virtudes consistía en su manera de trabajar y precisamente de allí es de donde partía toda su innovación, porque no era lo que se decía un hombre de letras, no dominó el latín hasta avanzada edad (única vía de acceso a los estudios humanistas), ni tampoco un hombre de fe, puesto que no seguía a los escolásticos. Su método se centraba en la observación de la naturaleza y la experimentación y a partir de allí, cada vez que lo necesitaba, aprendía algo de una ciencia nueva, tal el caso de las matemáticas. Leonardo comprendió y utilizó el auténtico método experimental un siglo antes de que Francis Bacon filosofase sobre él, y antes de que Galileo lo pusiese en práctica. Concedía importancia al método en la investigación desarrollado después por Descartes y sus escritos no difieren del método científico que se enseña hoy en las escuelas. "Al abordar un problema científico, dispongo primero diversos experimentos, ya que pretendo determinar el problema de acuerdo con la experiencia, mostrando luego por qué los cuerpos se ven obligados a actuar de ese modo. Ese es el método que hay que seguir en todas las investigaciones sobre los fenómenos de la Naturaleza", escribió. Tampoco tenía muchos inconvenientes para quebrantar las reglas si sus estudios así se lo exigían. Para mejorar sus dotes como pintor y escultor utilizaba cadáveres. Con ellos estudiaba el cuerpo humano y se acercaba a la perfección en sus obras. El problema que en esa época este tipo de estudios estaba penado por la ley.