martes, 29 de mayo de 2007

Hombre del renacimiento



Un 15 de abril, 554 años atrás, nacía el polifacético Leonardo da Vinci

Homo universalis

El 15 de abril de 1452 nacía en Vinci uno de los personajes más particulares y, según los entendidos, tal vez la persona más brillante de la historia de la humanidad: Leonardo da Vinci. Pintor, escultor, ingeniero, arquitecto, físico, biólogo, filósofo, geómetra, botánico, modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de cocina, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador de jardines, decorador de interiores, urbanista y fundidor, entre otras yerbas, cuesta entender cómo una persona pudo hacer tanto en una sola vida. Capaz de pintar la Gioconda, inventar el helicóptero o el cañón, este polifacético hombre despertó pasiones en los investigadores posteriores, al punto que su propia vida es una incógnita, principalmente por la cantidad de conjeturas que se sacan de ella. Sus detractores lo acusan de pederasta, otros lo adoran como el mayor genio que la historia ha dado y otros inclusive le endilgan la presidencia de una sociedad secreta creada para ocultar la identidad de la esposa de Cristo.

Pequeña biografía

Lo cierto es que Leonardo era hijo de ilegítimo de un notario florentino y posteriormente se trasladó a Florencia para asistir al taller de Andrea del Verrocchio, donde se inicia en diversas actividades, desde la pintura hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce. Hacia 1476 es acusado de pederastía y seis años después, ya como un artista reconocido, partirá a Milán como embajador de Florencia, donde trabajará para Ludovico Sforza, duque de esa ciudad italiana. Para lograr la aceptación de Sforza, Da Vinci le escribió una carta en la cual ofrecía sus servicios en pintura, escultura y arquitectura, pero también afirmaba que podía construir un puente portátil, que conocía las técnicas para realizar bombardeos (el cañón) y hasta era capaz de fabricar barcos de guerra y otras armas utilizables en un conflicto armado. En Milán también creó una de sus obras más conocidas: La última cena, pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie. Invadida Milán por los franceses, Leonardo retornó a Florencia a trabajar para el duque de Romania, César Borgia. Durante su segundo período florentino se abocó más a trabajos de ingeniería, realizó esa actividad durante la guerra con Pisa, pero también hizo un lugar para el arte; pintó La Gioconda (1503 - 1506). Posteriormente regresó a Milán al servicio del gobernador francés Carlos II Chaumont, mariscal de Amboise. Un año después lo nombraron pintor de la corte de Luis XII de Francia, que residía en la ciudad italiana. Durante los seis años siguientes pasó su tiempo entre Milán y Florencia. Desde 1514 a 1516 Leonardo vivió en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano de Medici, hermano del papa León X. Se alojaba en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, ocupándose fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos. En 1516 fue a vivir en Francia, a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, cerca de Amboise. Allí falleció el 2 de mayo de 1519.

El mito

Para quienes creen que el amarillismo nació con la televisión basta con leer a los biógrafos de Leonardo da Vinci. Es que la enigmática vida privada del genio despertó tanta o más curiosidad –y estudios al respecto- que su inmensa obra artística y científica. A partir de elucubraciones y análisis tanto de lo que hacía cotidianamente como de sus trabajos se conjeturaron infinidad de posibilidades que describirían más bien a un hombre con múltiples personalidades que a un polifacético artista y científico. Tal vez fue las dos cosas, pero tal vez no. Lo concreto es que muchos creen a Da Vinci homosexual, principalmente por el hecho de que nunca se casó ni tuvo hijos y por las aparentemente íntimas relaciones que mantenía con sus aprendices, principalmente Salai. Inclusive se llegó a señalar que por su orientación sexual estuvo cerca de caer en la Inquisición. Otra presunción estaba relacionada con su carácter. A juzgar por la gran cantidad de obras inacabadas –no terminó ninguno de sus trabajos escultóricos-, podría anticiparse que no era fácil tratar con el genio. También hay certezas sobre sus costumbres culinarias: era vegetariano. Algunos de sus escritos calificaban a los omnívoros como “devoradores de cadáveres”.
Desde el enorme éxito del libro de Dan Brown, el Código da Vinci, la posibilidad de que Leonardo haya estado relacionado con el Priorato de Sión –organización que bien podría no existir-, encargado de proteger la verdad sobre Cristo, apasiona a miles en el mundo. De allí tal vez la inteligencia de Brown sobre la introducción del misterioso pero archiconocido artista en su obra.

El genio

Independientemente de sus actividades íntimas o de si realmente creía que Jesús estaba casado, lo que quedará por siempre son sus cualidades en el plano profesional, llámese científico o artístico. Da Vinci fue un innovador, un hombre que revolucionó múltiples campos con una voracidad que roza con lo increíble. Por momentos, cuando se estudia su obra, pareciera que se trataba de varias personas. Una de sus grandes virtudes consistía en su manera de trabajar y precisamente de allí es de donde partía toda su innovación, porque no era lo que se decía un hombre de letras, no dominó el latín hasta avanzada edad (única vía de acceso a los estudios humanistas), ni tampoco un hombre de fe, puesto que no seguía a los escolásticos. Su método se centraba en la observación de la naturaleza y la experimentación y a partir de allí, cada vez que lo necesitaba, aprendía algo de una ciencia nueva, tal el caso de las matemáticas. Leonardo comprendió y utilizó el auténtico método experimental un siglo antes de que Francis Bacon filosofase sobre él, y antes de que Galileo lo pusiese en práctica. Concedía importancia al método en la investigación desarrollado después por Descartes y sus escritos no difieren del método científico que se enseña hoy en las escuelas. "Al abordar un problema científico, dispongo primero diversos experimentos, ya que pretendo determinar el problema de acuerdo con la experiencia, mostrando luego por qué los cuerpos se ven obligados a actuar de ese modo. Ese es el método que hay que seguir en todas las investigaciones sobre los fenómenos de la Naturaleza", escribió. Tampoco tenía muchos inconvenientes para quebrantar las reglas si sus estudios así se lo exigían. Para mejorar sus dotes como pintor y escultor utilizaba cadáveres. Con ellos estudiaba el cuerpo humano y se acercaba a la perfección en sus obras. El problema que en esa época este tipo de estudios estaba penado por la ley.

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