Describir una mañana
como cualquiera es una pelotudez y esa era una mañana como
cualquiera. Para no perder tiempo, voy a decir que al llegar al
trabajo hice lo de siempre: prender la computadora y leer el diario.
La tercera nota
hablaba de una muerte a manos de la policía. Una muerte más, como
tantas en la ciudad: un ladrón escapando, un policía con aceptable
puntería a los tiros corriéndolo por detrás. Lejos del diario, en
las redes, el cuento era otro: gatillo fácil. (Si querés escucharlo, hacé clic).