martes, 22 de octubre de 2013

Tibieza mexicana

Brasil golpeó la mesa con el puño, Francia gritó guasadas, los sudamericanos ya se largaron a crear sus propios servidores, y Barack Obama anda corriendo de un lado para el otro pidiendo disculpas con una sonrisa ancha y toda su capacidad seductora en on.

Todos hicieron algo con respecto al espionaje de la NSA a medio mundo, revelada por el ruso Snowden. Como casi todo el Internet de nuestro planeta se aloja en servidores estadounidenses, no les costó mucho hacerlo. Pero se supo, y cuando se supo, Estados Unidos, que ya está debilitado, no como un gigante en desgracia pero sí como uno al que le duele mucho la cabeza, debió acudir a la sonrisa de Obama para tratar de salir de un aprieto que todavía lo acosa y que se suma a la crisis del presupuesto, puertas adentro.
No resulta complicado imaginar a Obama sentado en un sillón, mirando la tele, fumando un pucho a escondidas y pensando, “¿por qué no son todos como México?”.
Es que los documentos revelados por Snowden decían que la NSA intervino el correo electrónico del ex presidente Felipe Calderón, y del candidato Enrique Peña Nieto, cuando todavía era candidato a la presidencia.
Cabe recordar que Calderón y Peña Nieto son fuertes aliados estadounidenses, ¡lo que habrá pasado con Andrés López Obrador!
Sin embargo, la idea no es hablar sobre supuestos, todo lo contrario. Lo interesante en este caso es que los casos de espionaje, gravísimos, violadores de toda soberanía, merecieron una tímida nota de la cancillería mexicana, afirmando que el gobierno del espiado Peña Nieto pedirá una explicación a la Casa Blanca.
Eso fue todo.

Por eso no resulta tan difícil imaginar a Obama pidiendo al cielo que todos sean como el gobierno mexicano.

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