miércoles, 25 de abril de 2012

Los que no aprenden son ellos


Otra vez, la realidad es distorsionada en un medio por una posición ideológica o de interés económico. Lo dicho en otra oportunidad: la realidad tiene varias aristas y enfoques; no hay una sola realidad. Sin embargo, no es lo mismo tener distintas visiones que distorsionar la realidad.

El diario peruano El Comercio (símil a La Nación en la Argentina) publicó una nota con el siguiente título: “El BID reveló que laptops no han mejorado aprendizajeen niños”. Además de comerse los artículos, el título tiene por objeto criticar la entrega gratuita de notebooks que realizó el gobierno peruano desde 2008, en la era Alan García. En la bajada, el diario advierte: “el ministerio de educación replanteará programa en el que se invirtieron US$ 180 millones”.
Pero apenas en el primer párrafo, la nota contradice flagrantemente al título y la bajada. Lo que demuestra que, o bien el periodista es un animal titulando, o los editores meten mano sin asco para defender los intereses del diario, como en la Argentina.
Las 850 mil laptops que distribuyó el Gobierno a partir del 2008 entre niños de las zonas rurales del país no han mejorado hasta ahora su rendimiento en matemáticas y lenguaje. Sin embargo, sí sirvieron para que mejoraran sus habilidades cognitivas, que podrían potenciar –en el futuro– esas capacidades de aprendizaje y su destreza laboral”. Si se lee con atención este párrafo, el primero, se entenderá que el estudio del BID jamás dijo que el aprendizaje de los niños no haya mejorado por la entrega de laptops. El estudio especifica que si bien no hubo mejoras en “el rendimiento en matemáticas y lenguaje”, sí hubo desarrollo en “las habilidades cognitivas” de los chicos, lo que a la larga podría significar un importante avance para ellos.
Pero lo más curioso de todo es que la misma nota, después de tres párrafos en los que prácticamente no desliza críticas, tiene un subtítulo que dice, en mayúsculas: “VALIOSAS MEJORAS”. Lo que confirma que al periodista que escribió la nota le metieron un dedo gigante en el título.
La bajada (“el ministerio de educación replanteará programa en el que se invirtieron US$ 180 millones”) cobra una mayor dimensión después del título crítico. Da a entender que el ministerio de educación va a cambiar las bases del programa de entrega de notebooks para salvarlo del fracaso. Sin embargo, en la nota una funcionaria de esa cartera no menciona esa posibilidad. Sí anunció nuevas medidas para “comprometer” más a los docentes, para que promuevan la utilización de las computadoras. Pero en ningún momento menciona un “replanteo”, que alude a la necesidad de modificar los basamentos de un programa.
La práctica de malinformar no es exclusiva propiedad argentina. Y no hablo de errores, sino de mala leche. Porque no puede ser que los errores siempre tengan la misma dirección ideológica. Es como el quiosquero que se confunde seguido con el vuelto, aunque siempre se queda con plata de más. No se confunde un cuerno.
Tampoco es propiedad argentina la práctica de meter dedos en los títulos y las bajadas. Aunque no hubo declaraciones del periodista Alvaro Gastañaduí Ramírez, si se analiza la construcción de la nota, el modo en que ordenó la información y qué adjetivos utilizó para calificar los datos que tenía a mano resulta llamativo que pueda haber titulado de esa forma.
Pero lo peor es que es el pobre Gastañaduí Ramírez el que queda como el culo, pues ahí está su nombre. El responsable de ese dedazo, por el contrario, saldrá impune.
Los medios son poderosos y dictan las normas. Si el periodista no acepta ese juego, sabe dónde está la puerta, y será reemplazado rápidamente por otro más obediente. Y que busque trabajo, que no lo va a encontrar. Eso pensamos todos cuando trabajamos para un medio. Ahora bien, ¿acaso no hay más espacio para la rebeldía?

1 comentario:

Catarsis Mediterranea dijo...

Un fiel reflejo de que el verdadero problema de la libertad de expresion esta planteado en toda Lationamerica. Todos defendiendo sus propios intereses.