domingo, 11 de marzo de 2012

Con la fibra en la mano

Naomi Klein explica cómo las tragedias y las crisis son una oportunidad para imponer la economía de libre mercado. El shock genera confusión y desbarata un orden establecido, dejando una pizarra en blanco que será reescrita por inversores ávidos por imponer sus propias reglas.

El libro de Naomi, algo así como una biblia para aquellos que quieran comprender mejor el mundo, enumera ejemplos como la devastación del huracán Katrina sobre Nueva Orleans, y los cambios que se produjeron en esa ciudad a partir de la crisis.
Lejos de contar con las herramientas teóricas de Klein, y más lejos aún de su investigación y dedicación al tema, una rápida lectura sobre la lista de Forbes de los más ricos permite acompañar humildemente su doctrina del shock.
En 2009 el mundo caía de rodillas ante la crisis más severa de la historia del capitalismo (por su alcance global, está por encima del crack del 29). Y la lista anual de Forbes sobre los milmillonarios revelaba esta tendencia.
En 2008, había un total de 1.125 personas con una fortuna superior a los 1.000 millones de dólares. Al año siguiente, el selecto grupo se redujo a 793.
Un año después, mientras algunos economistas auguraban que lo peor había pasado, y otros advertían que la crisis persistiría, los ricos ya se recuperaban. De acuerdo a la lista, 1.011 personas superaban los 1.000 milllones, con una fortuna media de 3.500 millones.
Más allá de los análisis venturosos, la realidad daba la razón a los economistas más pesimistas. El mundo no se había recuperado nada. A finales de 2010 el Mundo Árabe explotaba con un reclamo histórico, inicialmente movilizado por la crisis económica, Europa se arrodillaba ante los bancos y Estados Unidos seguía despidiendo a sus empresas, que viajaban al este para buscar empleados más baratos. Pero los ricos se recuperaban.
En 2011, Forbes anunció no sólo que todo había regresado a la normalidad para los ricos, sino que ellos habían encontrado una oportunidad entre las ruinas. Antes del crack de 2008, se contabilizaban 1.125 milmillonarios. Después, en 2009, la cifra bajó a 793. Pero en 2011, la lista rompía un récord: 1.210 personas tenían una fortuna superior a los 1.000 millones de dólares.
Este año, esa cifra volvió a expandirse: 1.226 personas. ¿Cómo está el mundo? Como la mierda. China se desacelera, Latinoamérica va a tener un año difícil por la caída del precio de las materias primas, los árabes se siguen quejando porque los cambios fueron puro maquillaje y balas, Europa ya no está arrodillada... sino a cuerpo tierra, y Estados Unidos celebra que por primera vez en mucho tiempo generó algo de empleo. Y en las personas, los seres individuales, la cosa está peor. Más miseria, más hambre, más exclusión y menos oportunidades (de subsistir).
No es un estudio profundo, ni un análisis con conclusiones sorprendentes. Tampoco se trata de la construcción de una teoría inédita, ni de un trabajo de gran rigurosidad científica. Mucho menos de una estadística loable. Sólo es una sospecha, fundada en la humilde observación de una lista.
El mundo se cae a pedazos pero ellos son cada vez más. ¿Acaso encontraron una fibra para escribir la pizarra en blanco?


No hay comentarios: