jueves, 25 de septiembre de 2008

La ingrata que se fue

La mesa se hace eterna ante mis ojos. El café posa tranquilo en la inmensidad blanca y su vapor envuelve mis sentidos con placer. Un placer minúsculo en el doloroso vacío que me invade. El cigarrillo se consume ante pitadas inconstantes pero profusas. La gente habla, grita y gesticula en silencio a mí alrededor. Mis pensamientos son como espinas que lastiman cada nervio de mi cuerpo. No puedo borrar de mi mente su espalda y su andar lejano. No logro evitar esta especie de suicidio del alma en medio de la multitud. El mundo sigue, la gente continúa con sus vidas como si nada hubiese pasado. Como si mi dolor se perdiera entre los gritos mudos de la gran ciudad. Un hombre acompaña a sus hijos; una mujer camina apurada; un anciano se sienta a descansar en la plaza y las palomas comen del pan que les tira una viejita con ojos dulces.
Y yo, ni siquiera puedo llorar.
Y ella, la turra, la causante del dolor que destrozará al mundo, se fue con el sodero. ¡Con el sodero!

lunes, 22 de septiembre de 2008

Ahorran en la carcel

El ascetismo secular domina actualmente a la mayoría de los pobladores del mundo occidental. Así como antaño la obediencia absoluta se producía a un Dios determinado, hoy el ser humano se subyuga al materialismo y a la competencia que demandan el mundo actual para tener una vida más o menos como la gente. Como si se tratase de una larga carrera para tener más y mejor, la nueva fórmula de la vida feliz.
Sin embargo, hay tipos que del ascetismo secular hacen un culto ya medio exagerado y hasta se los podría catalogar de estúpidos, más que de ascetas. Magdalena Czerwinska fue sentenciada a 15 días de prisión en Alemania por un hurto menor. Se había afanado un shot de un kiosco, o algo así. La condena era evitable siempre y cuando se pagase una fianza, pero María en ese momento no llevaba dinero encima. Entonces, llamó a Max Schuster, su novio, para que le diera una mano.
Pero Schuster, el hombre de sus sueños, el amor de su vida, la persona elegida para compartir el resto de sus días, dijo que no, que prefería guardarse el dinero. Un vocero de la policía comentó al respecto: " La gente está muy preocupada por el clima financiero y hace lo que sea para no tocar sus ahorros".
Evidentemente para el bueno de Max la expresión “lo que sea” es literal. Por las dudas, si alguien lo conoce, no le presten plata y, por favor, si él los invita a cenar elijan ustedes el restaurante, andá a saber a dónde te lleva para ahorra guita.