La dinámica cinematográfica con los
chicos se basa en la repetición. Una y otra y otra y otra vez la
misma película, hasta capturar cada escena; hasta cerrar los ojos y
adivinar los diálogos. Tantas veces que hartazgo es un adjetivo
fútil, debería haber uno que signifique mucho más hartazgo que
hartazgo.
No obstante, esa dinámica permite
entender o deducir algunos aspectos de las películas que, en el modo
verla una vez y cazar alguna escena en el cable cuando no hay otra
cosa, sería imposible.