El debate por la nueva ley
universitaria peruana ha quitado algunas caretas, sincerado a ciertos
personajes y generado algunas animaladas tan cuestionables como
peligrosas.
La discusión, en general, se basó en
la nociones como libertad y autonomía, ambas fundamentales para
cualquier sistema educativo, estatal o privado. Pero algunos
confundieron (por ignorantes o perversos, yo creo que por perversos)
estos términos con la libertad para hacer plata, como si abrir una
universidad fuera lo mismo que vender zapatillas, con todo respeto a
los zapateros.