martes, 30 de agosto de 2011

Flaco, la culpa es tuya


Seguramente la necesitabas. Querías ver un video, navegar por alguna red social, abrir una página porno, imprimir algo, trabajar, jugar a un juego... en fin, las computadoras hoy en día tienen tantos usos que mencionarlos a todos sería tedioso. El punto es que, no importa el motivo, necesitabas la computadora, pero la muy turra no arranca. Ni siquiera amaga.

No ves una chispa, un soplido del ventilador; no ves ni el más mínimo vestigio de vida. Se murió, así sin más. Y vos, perplejo, acudís a tus sabidurías en el rubro: mirás que esté correctamente enchufada, que todas las entradas estén en orden en la CPU, y le pegás un par de patadas bien puestas. Pero nada.
Al otro día, porque seguís apurado, la llevás al técnico, para escuchar uno de los diagnósticos más obvios de la historia de la humanidad: la culpa fue tuya. Simple, el técnico la recibió, la miró un poco, la abrió delante tuyo, para demostrarte que labura, y dijo “para mi, la culpa fue tuya. Dejámela unos días”.
Volvés, y tiene el diagnóstico listo: la culpa fue tuya. No la mandaste a limpiar; la ubicaste mal, al lado de donde duerme el perro, que pierde muchos pelos; no tenía espacio para respirar; no la conectaste al estabilizador de tensión, etcétera.
Y vos, que esperabas cargar con la culpa, mientras imaginás que le cortás el cuello con el marco de los lentes (con el vidrio dolería demasiado poco), empezás a ensayar teorías conspirativas, o por lo menos explicativas, que te ayuden a explicar por qué la culpa siempre va a ser tuya.
Que todos los técnicos de computación del mundo son empleados de las empresas fabricantes de software y hardware no estaría nada mal. Quizás en las facultades y los terciarios exista una materia secreta, dedicada al adoctrinamiento de los jóvenes futuros especialistas. La teoría decaería ante los idóneos, que son tantos como los titulados, pero es fácilmente explicable: las empresas detectan a los técnicos no profesionales y también los adoctrinan.
El técnico te sigue explicando, pero vos ensayás nuevas teorías. Tal vez los técnicos son unos pelotudos que aman más a las computadoras que a sí mismos. Y en sus momentos libres se encuentran entre ellos para tener sexo con las máquinas. Tienen algunas especiales, con un huequito o una protuberancia, depende los gustos, para saciar sus bajos instintos. Y vaya a saber qué líquidos recibís cuando te dan la computadora arreglada... mejor no preguntárselo.
Por último, cuando el idiota termina de darte vueltas para arrancarte la cabeza por una estupidez, terminás por adoptar el argumento más aceptado socialmente: que la culpa es tuya no es más que un facilismo.  

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