lunes, 6 de julio de 2015

El futbolero emocional

Las discusiones no se generan desde los postulados, sino desde los argumentos que sostienen esos postulados.
Yo puedo pararme en un banquito, en plena plaza San Martín, y gritar que dos más dos es cinco. Y si viene otro a decirme que dos más dos es cuatro, la discusión será estéril hasta que nos sentemos en el piso de la plaza, con varias manzanas, y contemos: si tengo dos manzanas, y le sumo estas otras dos manzanas, ¿cuántas manzanas tengo?, ¡diantres, tenía razón el otro!
Hasta que el postulado (o la afirmación inicial, o como se le llame) no fue respaldado por un argumento, no hubo discusión posible, pues simplemente eran dos personas diciendo cosas diferentes sobre un mismo tema. El jugo está en los argumentos.